Alberto Núñez / Seoane

La misma piedra

Tierra de nadie

DICE, el sabio refranero, que los humanos somos los únicos animales que tropezamos dos veces con la misma piedra. Dicen, también, en este caso fue Albert Einstein, que "la estupidez humana es infinita". Y, la experiencia, a poco que reparemos en ella, nos dice, que ambos: el refranero y Einstein, tienen toda la razón, con una salvedad: hay humanos que tropiezan bastantes más de dos veces con la misma piedra.

Uno de los "botones que puede valer como muestra" evidente de lo dicho, son los actuales dirigentes del Partido Popular.

He esperado, tras los resultados de las últimas elecciones generales, a conocer la reacción de los principales responsables del partido en España y Andalucía. En estos últimos días he podido leer y escuchar la opinión de Rajoy, Zaplana, Acebes, Esperanza Aguirre, Javier Arenas, Antonio Sanz y también de Gallardón. La verdad, aunque temía que no sucediese, en el fondo albergaba la esperanza de que hubiesen aprendido algo nuevo; confiaba, bien es verdad que de modo remoto, en que se diesen cuenta de lo que la mayoría de los españoles les habían gritado el pasado nueve de Marzo; pero, una vez más -y ya no sé cuantas van-, la pasmosa ridiculez de los "serios análisis" que han efectuado y las sesudas consecuencias que han deducido del irreprochable batacazo que se han pegado, me dejan, por una parte: turulato -léase: agilipollado- y por otra: triste, pesimista y preocupado -léase: hasta los mismísimos-.

Si empezamos por Andalucía, de veras que me cuesta muchísimo trabajo comprender cómo una persona con las posibilidades que se le suponen a Javier Arenas, no es capaz de asumir la realidad que golpea, sin misericordia, sus expectativas políticas, una y otra, y otra, y otra vez.

¿Tan difícil les resulta, a él y al señor Sanz, ser consecuentes con los hechos y tomar la única decisión coherente a la que tienen opción razonable? ¿Es que no pueden entender que el modo en que defienden el ideario de su partido no encuentra el eco necesario entre la sociedad andaluza? ¿No son conscientes que, a poco que tuviesen posibilidad efectiva de hacerse con el poder, el desgaste del ejecutivo de Chaves tras veinticuatro años de victorias electorales, por muy bien que lo hubiese hecho, sería motivo más que suficiente para haberles dado la victoria?

A poca vergüenza torera que tuviesen, debieran dimitir -tomando ejemplo del bueno de Llamazares que, ¡por fin!, ha sido capaz de hacer algo inteligente en su carrera- y dejar paso a gente nueva, sin los indudables lastres que ellos arrastran y, en consecuencia, con posibilidades ciertas de esperanza. ¡Váyase, señor Arenas, váyase!

En España ha pasado algo parecido, aunque con connotaciones diferentes. En mi opinión, Zapatero lo ha hecho bastante mal en los pasados cuatro años.

Las elecciones que ganó, las de 2004, siempre estarán teñidas por la sombra de la masacre del once de Marzo. La situación económica, el paro, las carencias en infraestructuras, la nefasta política territorial, la inmigración descontrolada, el terrorismo de ETA… son motivos sobrados para que una alternativa, realmente capaz, de poder, llámese PP, llámese "X", hubiese ganado los últimos comicios.

Ha sido Zapatero quien ha ganado y, esta vez, no hay sombra que pueda teñir su victoria. A pesar de todos los "peros" que he mencionado, la mayoría del pueblo español le ha dado, sin lugar a dudas, su confianza para que gobierne los próximos cuatro años, así hay que entenderlo, respetarlo y asumirlo. Además, su victoria, incontestable, es, no ya la derrota del PP, sino su humillación, y lo es, por la lectura que sus líderes han hecho, como les decía al principio, de los resultados.

Dicen que han conseguido "los mejores resultados de su historia", dicen que han aumentado el número de escaños, el número de votos y no sé que historias más. Y lo que de verdad están diciendo son bobadas incongruentes, expresan excusas inconsistentes que a nadie convencen y a muchos, sino ofenden, si que molestan.

Rajoy es un hombre honesto y discreto; ha dado lo mejor de sí mismo y lo ha hecho con sensatez, decencia y dignidad; pero eso no ha sido suficiente: su mensaje político se ha diluido entre los dedos de las manos de su partido, no ha sido capaz de llegar a la mayoría de los ciudadanos, se ha quedado a mitad de camino, y lo tenía, perdonen la expresión, "a güevo".

Ahora Rajoy dice que sigue "porque es lo mejor para el partido" ??????? Pero, la realidad cierta, las circunstancias y muchísimos ciudadanos, si les dejasen, le dirían que no, que lo mejor para el partido es que se vaya y deje que otros intenten lo que él, en dos ocasiones ya, no ha sido capaz de lograr. ¿Tan difícil es de entenderlo?

Señor Rajoy, no espere a darse el leñazo por tercera vez: ¡váyase, usted también!

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