No es la primera vez en los últimos días que algunos turistas que visitan la ciudad han tomado como costumbre subirse encima de las botas colocadas en la Alameda Cristina para hacerse la clásica foto de recuerdo. Esta moda, tan peligrosa como ridícula, ha costado más de un susto a alguno de los lumbreras que, sin respetar lo que tienen delante, se arriesgan a subirse encima de las botas, con doscientos kilos de peso y cuya caída puede originar un desastre. La Policía tuvo ayer que llamar la atención, pero ya se sabe, las modas son las modas.
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