Jesús Caballero Ragel (CEHJ)

El museo de Santo Domingo de Jerez

La ciudad de la historia

CRT

Tras la altruista donación de la familia jerezana Díez Lacave de parte de su archivo privado al Archivo Municipal de Jerez, los historiadores hemos podido documentar el llamado "Museo de Santo Domingo".

El impulsor de dicho museo fue D. Manuel Críspulo González Soto, marqués de Bonanza, quien en 1902 creó en el desamortizado convento de Santo Domingo de Jerez, por entonces de su propiedad, una exposición de productos agrícolas, industriales y artísticos, que denominó "Exposición de Fomento de las Artes e Industrias Nacionales".

Dicha exposición temporal pasó a ser una sala de exposición permanente hasta 1910, sobresaliendo los objetos artísticos. El museo poseía numerosas obras de arte de gran calidad. En 1910, según el inventario conservado, el Museo albergaba más de 3.000 piezas, entre ellas más de 550 cuadros, esculturas, marfiles, grabados, joyas y obras de orfebrerías, tapices y alfombras, muebles de talla, escudos heráldicos, panoplias de armas y armaduras, cerámicas andaluzas y porcelanas orientales, lámpara e hierros artísticos, cristalería, monedas de todas las épocas, libros y manuscritos, miniaturas, daguerrotipos, fotografías iluminadas, relojes, bastones, álbumes y postales, encajes, mantones de Manila, etc.

El conjunto de los Claustros del Convento de Santo Domingo se convirtió a principios del siglo XX en un centro capital de arte. Las salas bajas fueron ocupadas para Museo y el claustro alto albergaba la Academia local de Bellas Artes de Santo Domingo. El Museo era dirigido por D. Manuel Críspulo González, persona humanista, mecenas de artistas locales y uno de los principales coleccionistas de arte de Andalucía. La mayoría de los bienes expuestos eran de su propiedad. Se ayudaba de D. Alfonso Rodríguez de Losada, hijo del afamado pintor José María, y de D. Manuel Ysasi, quienes valoraban y catalogaban las obras de arte, así como cuidaban de los objetos expuestos.

El Museo funcionó hasta 1910 como sala de exposiciones y almoneda de compraventa de objetos. Los expositores no debían abonar tasa alguna si exponían con carácter pedagógico, pero debían abonar cierta cantidad si exponían para la venta. En caso de venta de un objeto, el Museo se quedaba con el 10% de su valor.

Por los catálogos encontrados, sabemos que el Museo albergó obras de gran calidad. Aún teniendo en cuenta las limitaciones y posibles errores del inventario, el museo poseía varias tablas de pintura holandesa del siglo XV, así como obras atribuidas a Juan de Juanes, Alejo Fernández, Durero, Herrera "El Viejo", Vasco Pereira, José de Ribera, Valdés Leal, Atanasio Bocanegra, Bernabé de Ayala, Pareja, Francisco Valera, Meneses Ossorio, Pedro Pablo Rubens, Luca Giordano, Pablo Veronés, Tintoretto, Bassano, Guido Reni, Van Dyck, Brueghel, Andrés Vaccaro, Antonio Rafael Mengs, Jacobo Callot, Van Loo, Francisco de Goya, etc.

El Museo también sirvió para que muchos artistas locales, provinciales y regionales expusiesen y vendiesen sus obras. La colección de pintura del XIX era importantísima. Destacaban más de un centenar de cuadros de José María Rodríguez de Losada, entre ellos varios cuadros de historia y la colección completa de los Reyes de España, compuesta por 65 cuadros desde el visigodo Rodrigo hasta Alfonso XIII; obras de José Jiménez Aranda, Cabral Bejarano, José Chaves, Juan Rodríguez Jiménez "El Tahonero", Villegas Cordero, Germán Álvarez Algeciras, Juan Coli, Cipriano Cuadra Jiménez, Camacho Gámez, Álvaro Mirón y Duque, Ruiz Montpellier, Justo Ruiz Luna, Sánchez Perier, Villaamil, Ruiz Melero, Manuel González Agreda, etc.

Por las 79 fotografías conservadas, realizadas por el fotógrafo local, Diego González Lozano, sabemos gráficamente de la riqueza que atesoró el museo. También el inventario nos aporta datos interesantes sobre marchantes y empresas de subastas de la época, que tuvieron relación con el Museo. Entre ellos, Robinson & Fisher de Londres, W.-O. Oldman, Duverolloy, Dreyforces, M.ª Emile de París, Juan Santorelli, Enmanuel y Santiago de Madrid, etc.

Recientemente, por las informaciones que me ha aportado D. José Ramón López, Director del "Museo Casa Murillo de Sevilla", he podido acceder al artículo "Un museo privado de Granada: El Museo de los Mártires", realizado por los historiadores Ana María Gutiérrez García e Ignacio Hermoso Romero. En dicho artículo, se documenta la venta en 1910 de los bienes artísticos del Museo de Santo Domingo al hacendado belga, afincado en Granada, Humberto Meersmans de Smet. Este opulento capitalista, dueño de varias minas en las provincias de Granada y Almería, compró los fondos del "museo Bonanza". En 1891 adquirió el palacete del Carmen de los Mártires, cercano a la Alhambra granadina y a partir de 1910 lo convirtió en museo privado. Prácticamente, las mejoras obras del museo de Santo Domingo pasaron a Granada.

El Museo del Carmen de los Mártires granadino pervivió durante unos 20 años. A la muerte de Humberto Meersmans, la colección del museo granadino se dividió en dos. Una parte fue a parar al Duque del Infantado, quien había adquirido el palacete con parte de su colección. Otra parte fue heredada por su sobrino, Humberto Meersmans de Page.

La colección del duque pasó posteriormente a su única hija, Sor Cristina de la Cruz de Arteaga, hermana de la orden jerónima, quien se deshizo del fondo excepto las obras religiosas, que donó a los distintos conventos de la orden jerónima existentes en Andalucía. Con la venta en 1957 del palacete del Carmen de los Mártires al Ayuntamiento granadino por doce millones de pesetas, sufragó los gastos de restauración del Monasterio granadino de San Jerónimo. La parte que pasó a la familia Meersmans, se dispersó entre sus familiares.

De esta forma, los fondos del Museo de Santo Domingo de Jerez, una de las colecciones de arte privadas más importante de España, se dispersaron, siendo el rastro de las obras albergadas muy difícil de seguir. No sabemos bien las circunstancias que llevaron en 1910 al marqués de Bonanza a desprenderse de su colección. Curiosamente, coincide con la salida de los claustros altos de la Academia de Bellas Artes de Santo Domingo, que finalmente desaparecería, naciendo al año siguiente la Escuela de Artes y Oficios de Jerez, heredera cultural de la institución desaparecida.

Fco. Antonio García Romero

Coordinadores/Centro de Estudios Históricos Jerezanos www.cehj.org

Eugenio J. Vega Geán

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