TARDE fresca pero al menos no tan oscura como la del Lunes. La Clemencia abrió con su acostumbrada seriedad con un cortejo que nos pareció más amplio y, eso sí, ordenado como siempre. Espectacular la entrada y paso por los palcos en sonido, compás y conjunción costalera. Lo de esta agrupación musical es todo un alarde de cofradierismo y de saber estar tras un paso. Elegantes las rosas rojas en el canasto del paso. Fue un día genial en lo musical. Si Los Gitanos es armonía y compás, la Centuria Macarena es clasicismo puro. Ese que se ha ido perdiendo a favor de otros estilos tal vez más adornados. Pero a la Defensión le va como anillo al dedo. Magnifico andando y arreglado el palio de La O, y mejor aún con una música deliciosa. Por fin oímos por los palcos un Jesús de las Penas bien tocado. El cortejo, perfecto y más amplio pero no se pueden permitir cortes en Carrera Oficial. También fue una jornada en la que los cortejos fueron protagonistas. No es que estuvieran al nivel del de las Angustias, que se supera cada año, pero en general fueron más que buenos como el del Amor, numeroso y esperado. Y decimos que la música fue protagonista y en esta cofradía también. San Juan, muy bien peleando en un día donde había para comparar, mientras que los juveniles de las Tres Caídas que derrochan la sabiduría musical que se cultiva en la ciudad del Guadalquivir. Los Judíos emprendió un camino para limpiar pasados incumplidores y no dudamos que está en esa pelea. Pero nos preguntamos por qué ayer volvieron los cortes en el cortejo en Carrera Oficial. Estas cosas no pasan porque la hermandad quiera pero el remedio la tiene sólo ella. Y no tienen culpa del retraso, que asumió el acumulado desde la entrada de la Clemencia. Al final casi media hora. Menos mal que la jornada pudo enjugarlo por aquello de que eran cuatro las cofradías. Es lo que puede llegar a pasar con hermandades que tienen muchas 'citas' desde que salen. A la postre se paga y lo que más duele, sufrimiento para los nazarenos. Al misterio de los Judíos lo vimos más arriba y acompasado. Buena señal de que las cosas se van haciendo mejor. El Desconsuelo una delicia en su palio. Y sólo queda un año para verla de nuevo con su manto.