J. M. Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

La navajita suiza lo consigue todo

Son las circunstancias las que hacen posible los consensos, el PSOE no quiere elecciones, Vox duda y el PP es otro

Ni pinza ni imperdible, lo que el Gobierno andaluz tiene en el Parlamento es una navaja suiza, lo abre todo. Apunten: el PSOE ayudó a aprobar la nueva ley del Suelo en noviembre pasado, y este miércoles, antes de que la Cámara cerrase por sus largas vacaciones de enero, el PP ha sacado adelante el tercer decreto de simplificación administrativa y la ley de Tasas con el apoyo de Vox, a la vez que se aprobaba por unanimidad una ley de perros guías y dos decretos más. Vaya, la supuesta pinza que no deja gobernar a Juanma Moreno y a Juan Marín, la terrible tenaza con la que aprietan Vox y el PSOE desde lo profundo del submundo, ese pellizco rojipardo de los extremos no es que sea de monaguillo, es que es un certificado franco para aprobar todo lo que resta del cuerpo legislativo del primer mandato del cambio. No podrá decir Juanma Moreno que no le dejan gobernar, más bien debería considerar cómo actuó su consejero de Hacienda, Juan Bravo, durante la negociación del proyecto de Presupuestos de 2022. Porque si no se han aprobado es porque le faltó cintura o interés político; no siempre se puede ser el más listo, trabajador e inteligente de la clase.

El Parlamento andaluz es un remanso en el agrio panorama político nacional, y no es que no se discuta y se ataque, muchas veces con dureza, sino que aún se conservan las formas que hacen posible la democracia.

Macarena Olona, Primera de Granada y Segunda de Alicante, entraría en el Hospital de las Cinco Llagas como un paquidermo en una chatarrería. Al llamar "fea" a una ministra -"hay que ser fea", le espetó a Yolanda Díaz desde su escaño- demuestra un desprecio personal que sí que es de taberna cortijera, de barra de tardeo donde los machos y las machas descalifican al que les cae mal por su físico, su acento o su nivel de vida. Le falta recursos dialécticos como la ironía o el sarcasmo, y no, no tiene gracia ninguna por mucho que imite un supuesto acento andaluz y diga colorá en vez de colorada o Graná en vez de Granada. O alguien no le ha explicado cuál es el humor del que presumen los granaínos más rancios.

Los acuerdos a varias bandas del Parlamento andaluz demuestran que son las circunstancias las que hacen posible los consensos. El PSOE no desea unas elecciones ahora ni pasar como una oposición destructiva y Vox, que le gusta ese papel, no se atreve a la ruptura total, titubea y duda, entre otras razones porque en Madrid los están volviendo inseguros con tanta orden y contraorden. El PP, en el Gobierno, es otro; su penúltima legislatura en la oposición la trabajó en los juzgados. Ahora es otro. Las circunstancias.

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