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Tribuna Libre

Marisa C. Azcárate

¿Negacionismo?

Por lo visto tenemos un nuevo delito: el negacionismo. Si no piensas como indica el “sabe-lo-todo” del Gobierno, ahora eres un “negacionista”.

Las razones son claras: el Gobierno sabe más que tú, tiene la mejor información y vela por tu salud. Así, el Gobierno tiene, siempre, razón. Si opinas lo contrario, estás perjudicándote a ti y a los demás. Eres un irresponsable social, un “negacionista” y eso te convierte en un delincuente.

Hace siquiera unos pocos meses, justo antes de este Gobierno, podíamos opinar diferente. Nuestra estructura política y social de basaba en la información. Podías escuchar todas las diferentes opiniones, en diferentes medios, en prensa libre... y luego forjabas la tuya propia.

Y tomabas tus propias decisiones, ya que existían un número de libertades individuales que te lo permitían. Había normas, consejos, información y sugerencias, pero había libertad de opinión y de acción.

Vamos a ver, las crisis sanitarias no se deben dejar en manos de los sanitarios. Esto es un error grandísimo ya que a estos les mueven exclusivamente las razones sanitarias. Son subjetivos. No tienen perspectiva.

Es como si dejas la construcción de una ciudad en manos exclusivamente de los arquitectos. Acabarás con una ciudad chulísima, pero con edificios de oficinas enormes sin negocios que llenarlas o complejos de viviendas donde no hay escuelas ni tiendas. Los criterios sociales y económicos hay que tenerlos en cuenta también. Hay que tener perspectiva global.

Cuando los gobernantes gobernaban, tenían expertos (bastantes de ellos tiene el sr. Presidente en nómina) que les asesoraban por la parte sanitaria, sí, por supuesto, pero también por la parte social, política y económica y, con toda la información, teniendo en cuenta todos los aspectos, con perspectiva, se gobernaban las crisis por quien tenía que hacerlo. Sin eludir responsabilidades.

Pero ahora no, ahora se decide en base a el “pensamiento único”. Llevar mascarillas “es lo que se debe hacer” sin discusiones, y el que opine diferente o quiera tener en cuenta otras cosas como que la protección de los débiles no necesariamente tiene que pasar por la esclavitud de todos, es un “negacionista”.

Hoy en día, solo una parte de los médicos, de la prensa y de la sociedad tienen “la razón”. Y el que no opine igual, aunque sea médico (incluso más si es médico) va en contra del bien social y debe ser repudiado por ello e incluso ir a la cárcel.

Uffff...

Es evidente que —frente a los complejos de la derecha y su ausencia de proyecto nacional— la izquierda ha ido avanzando en el suyo de manera sistemática.

La forma de gobernar de este gobierno tan poco democrática, a base de decretazos, junto con la servil obediencia del pueblo, a los que el miedo parece haber tomado su cuerpo y su alma, ha desatado el famoso germen de la autodestrucción que España lleva muy dentro y que hace imposible consolidar un sistema estable.

Algo debe haber dentro del alma española para que después de una guerra civil, 40 años de dictadura y otros 40 de democracia (los últimos 60 de continuo progreso y bienestar) hayamos vuelto a la casilla de salida...

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