SÍ, a los niños les da por comer, es lo que tienen. El comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, letón, pero nacido en Los Ángeles, ha constatado, después de visitar los países de la austeridad -Grecia, Portugal, Estonia y el nuestro- que en España hay escolares que se desmayan en las aulas porque comen poco. Sus padres están parados y pagan hipotecas. El letón se ha mostrado "preocupado", y le ha causado "sorpresa" la escasa capacidad de la Administración central para resolver este asunto vergonzante, así que ha concluido que deben ser las comunidades autónomas, a través de los colegios, las que alimenten a los niños que lo necesitan. Así ha sido, y al comisario le ha parecido adecuado el plan de la Junta para dar, al menos, tres comidas diarias a los escolares con problemas; sobre todo, ahora que llega el verano y los comedores cerraban. Mientras el letón, educado en Berkeley y experto en Derechos Humanos, se lleva las manos a la cabeza por lo que está ocurriendo en algunos países europeos, el menú de la Junta sirve de mofa a quienes ni pasan por los pueblos ni por los colegios públicos ni por las salas de Urgencia. Ni saben qué es el callejón del hambre. Si es Cáritas o Cruz Roja, es loable -y lo es-, pero si es la Junta, es auxilio social como con Franco o populismo al estilo de Hugo Chávez. Qué miseria ésta.