En tránsito
Eduardo Jordá
Opositar
La columna
AUNQUE es fotógrafo con mayúsculas, artista grande de los que callan y trabajan, miran y escuchan, ajeno a los mentideros artísticos que tanto contaminan y desvirtúan, Manuel Pascual pasa por la fotografía muy de puntillas.
Lo viene haciendo desde hace mucho tiempo, yo diría que desde siempre. Su trabajo no destaca por las alharacas ni por la falsa cohetería que tan manifiesta en lo artísticos. Es, ante todo y por encima de todo, periodista, redactor gráfico, tan conocedor de lo que ocurre que está en la noticia casi al mismo tiempo que ésta e sucede, por no decir antes.
Manolo Pascual, conoce la profesión mejor que nadie, sabe de fotografía, también, más que nadie, pero no lo cuenta, ni lo proclama al viento en absurdas y desafinadas imposturas que aborchornan. Eso lo hacen otros desinformados y aburridos voceros de nada. Manolo Pascual es redactor gráfico con mayúsculas, de ello ejerce y en ello se siente cómodo. Su fotografía informa, relata y crea estados de opinión por lo que transmite. Posee un arsenal de obras grandes, cumbres diría yo, de lo que es la fotografía artística; pero la tiene y nada más.
Él es periodista, fotógrafo de prensa con todo lo que ello conlleva. Ilustra lo que la realidad ofrece, lo que la mirada abierta y comprometida capta y lo que los ojos de los demás no ven pero quieren conocer. En la Plaza del Arenal se ha presentado una pequeña muestra de su gigantesco trabajo.
Quizás a usted le haya pasado desapercibido porque se trata de una obra tan de verdad como lo demás que usted está acostumbrado a ver todos los días de Manolo Pascual, ese artista más grande que casi todos y más callado que nadie.
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