Tribuna cofrade

Susana Esther Merino Llamas

Y regresas sin haberte marchado

Les puedo asegurar, al menos para quien les escribe, que aun habiendo pasado todo un año tras haber reflejado en negro sobre blanco las reflexiones o pensamientos en voz alta acerca de la bendita Cuaresma a la que acabamos de darle nuevamente la bienvenida, ésta parece no haberse marchado nunca ni de nuestro tiempo ni de nuestro sentimiento.

Han transcurrido muchos días con sus muchas noches (cerca de trescientas sesenta y cinco) con nuestra esencia cofradiera sin dejar de latir ni un solo instante, como si las jornadas del gozo vivieran impresas en nuestro corazón y nuestra alma, a pesar de tantos agentes externos que, gracias a Dios, no consiguen su propósito de desviar nuestra atención hacia aquello que realmente nos debe importar: atender la llamada del mensaje de Cristo reflejada en el Evangelio.

Hoy es Miércoles de Ceniza. Hoy nos revestimos, tras recibir la llamada a la conversión, de ese espíritu cuajado de matices donde nuestras ensoñaciones irán tomando cuerpo a medida que pasen los días. Como un brocal que contiene infinidad de recuerdos, de ilusiones y de oraciones que se repiten al unísono en lo más profundo de cada uno de nosotros, la Cuaresma desbordará ese caudal de vivencias, algunas repetidas y otras descubiertas por primera vez,  para ir paladeándolas una a una hasta llegar al Domingo de Palmas. Mientras, como no podía ser de otra manera, el Señor se nos hará presente en los añiles de este Cielo jerezano donde las cruces de las espadañas se enmarcarán para posar de nuevo ante los lienzos de los artistas.

Así nos acercaremos a lo que verdaderamente cobra relevancia en esta parte tan intensa de nuestra particular hoja del calendario: los cultos a los que son el faro y guía de nuestras vidas, Ellos, los que siempre nos aguardan, Nuestros Sagrados Titulares. Y es que, aunque debemos tomar conciencia de que durante un año entero permanecen en sus capillas esperando nos postremos ante sus divinas plantas para atender cada una de nuestras súplicas, ahora tenemos la oportunidad de dedicarles unos días especiales para su mayor Gloria.

En lo que a mí respecta, desde hoy mismo podré disfrutar junto a mis hermanos y devotos del quinario donde, bajo la atenta mirada de Nuestra Amantísima Patrona, meditaremos sobre esa daga de dolor que se clava en lo más profundo del alma de quien rompió los moldes de la guapura, la que hace que rocemos el desvarío con sus perfiles de bronce, Madre de Dios de la Misericordia (La Reina del Transporte). Todo ello tras adentrarnos en la Pasión, Muerte y Resurrección del que es Consuelo de los hombres y Redentor de Cautivos, el que custodia entre los lirios de sus manos atadas una infinita lluvia de Padrenuestros y gratitudes.

….y aun así, bendita Cuaresma, aun estrenando nuevas emociones,  nuevos sentimientos y nuevas esperanzas, parece que regresas sin haberte marchado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios