Esta semana hemos consumido prensa, escrita y audiovisual, como verdaderos adictos. Y, cuando éramos capaces de sacar los ojos y los oídos del 155 y de la DUI, hemos empezado a echar en falta las portadas que debieron ser y nunca fueron.

El juicio de la Gürtel está terminando estos días, pero casi nadie está mirando. Pocas tertulias, pocas editoriales, pocas conversaciones en los bares y poca indignación en las televisiones sobre el fango del PP. Un caso que revela "un sistema" creado premeditadamente para delinquir. "Un enriquecimiento que se consiguió con el abuso de las funciones públicas de los acusados" que "viciaron los procedimientos de contratación", en palabras de la fiscal Concepción Sabadell.

Al día siguiente de la declaración de la fiscal afirmando que la caja B del PP está "plenamente acreditada" y que su tesorero se enriqueció gracias a su intermediación de administraciones públicas para cobrar comisiones ilegales, tenemos que sacar la lupa para ver una mínima alusión en las primeras páginas de los periódicos.

Algunos de los principales medios de comunicación de un país en el que una fiscal asegura que está "abrumadoramente acreditado" que el partido gobernante se financió con dinero negro, no sacan nada en sus portadas ni cabeceras.

El derecho a saber es previo al derecho a decidir, del mismo modo que, como sostiene el profesor Emilio Lledó, "sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión se degrada porque sólo sirve para decir tonterías".

Pues bien, a quien no tiene lupa, también se le escamoteó que, en nuestro país, hay otra comunidad en pie de reivindicación. Miles de murcianos llevan semanas, tirados en la calle, para denunciar una descerebrada intervención de ADIF que, en vez de mantener la moderna idea de soterrar las vías, pretende soterrar la vida. También los refugiados siguen jugándose la vida en el mediterráneo. ISIS sigue amenazando, ahora con las imágenes de Messi y de Neymar de cara al mundial 2018.

Jesús Maraña dejaba una magnífica postdata en su artículo La Hora de la sensatez: "es hora de abrir una reflexión serena pero urgente ante la evidencia de que es factible pactar en cuestión de días el desarrollo del complejísimo artículo 155 de la Constitución, pero no ha habido forma (o ganas) en cuarenta años de desarrollar el 35, sobre el derecho al trabajo, o el 47, sobre el derecho a una vivienda digna". Y es que las banderas tapan muy bien la mugre.

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