¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Objetivo Opus Dei
La colmena
La mayoría de los vendedores de humo del nuevo milenio responden a dos estrategias: unos se dedican a construir relatos y otros a moldear su propio personaje. Spiriman ha sido capaz de hacer lo uno y lo otro. Primero se creó a sí mismo y se autoinmoló y ahora contrarresta el goteo de condenas que le van llegando de los juzgados por sus excesos como adalid de la sanidad con intervenciones altisonantes y manipuladoras. El oportunismo del héroe caído rebuscando en la basura de las redes sociales.
Soy consciente de que el mayor castigo para un personaje que vive de su ego es no hablar de él; someterlo al ocaso informativo, al ninguneo, al silencio. Y confieso que, aunque me ha costado contenerme, lo he cumplido durante meses para sacar del foco público al médico granadino Jesús Candel. Rompo ahora mi propia disciplina y querría pensar que lo hago por responsabilidad. Casi por decencia.
Spiriman se estrenó en la crisis del coronavirus tomándonos a todos por unos paranoicos ante lo que no era más que una gripe normal: ¡Qué "coronapollas"! Luego llegaron los ingresos masivos en los hospitales y las muertes -y se debatió entre las teorías apocalípticas y las de la confabulación- y ahora llama al levantamiento masivo contra el confinamiento.
¡Ya está bien! "Salid a la calle y asumid la responsabilidad de vuestra libertad y, si no, quedaos en casa hasta que os llegue la paguica". Parece una parodia, en escala local, de las tesis de Donald Trump: no hace falta esperar a cumplir las exigencias de la OMS para afrontar la desescalada. Hay que abrir ya los bares y los restaurantes y llenar las plazas y las calles.
"Este Gobierno está sentenciando a la puñetera ruina a este país". Siendo consecuentes, hasta llevaría razón. Nos enfrentamos a una crisis económica tan virulenta como la sanitaria; bien distinto es situar como culpable al Gobierno de la pandemia global, resulta casi suicida alentar a la rebelión popular ( "La cuarentena es ya sólo para los que estéis contagiados. El resto, a trabajar") y es de una absoluta desvergüenza que encienda el discurso clasista y egoísta de la "paguita" para conseguir un puñado de retuits.
Lo lamentable es que lo ha conseguido. Este martes era trending topic nacional en Twitter y hasta la revista El Jueves lo ha ridiculizado con una viñeta. En realidad, no sé si lo ha engrandecido; si lo seguimos alimentando entre todos. Pero es que cada vez tengo menos claras las reglas de la física. ¿Seguro que las burbujas del populismo explotan si no se pinchan?
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