las dos orillas

José Joaquín León

Un país de alto riesgo

JUSTO el día que se cumplía el primer aniversario del triunfo de España en el Mundial de fútbol anunció el presidente Zapatero un cambio de Gobierno. Podía ser otro hecho glorioso. Había ayer una enorme expectación, a ver si anunciaba algo mejor, como que se iban todos y convocaba elecciones. En la playa que hay al lado de mi casa no se hablaba de otra cosa. De eso y del bikini de Leire Pajín. Tenemos otra ministra indignada, en este caso con la foto. Pero fue una gran decepción. No lo del bikini de la ministra, sino lo otro. El único cambio del Gobierno consiste en nombrar ministro de Interior a Camacho. Y a don José Blanco de portavoz. Total, para lo que hay que decir…

En la playa, donde no se hablaba de otra cosa, se corrió la voz:

-Que han sustituido a Rubalcaba en el Gobierno por Camacho…

-¿José Antonio Camacho, el macho, el de Cieza, el que daba bocados en el Madrid y en la selección?

-No, Antonio Camacho, el del caso Faisán.

Haga usted una remodelación del Gobierno para eso de Camacho y para poner a don José Blanco de portavoz. Y, como guinda, Elena Salgado de vicepresidenta primera, en vez de segunda.

En la playa se dejó de hablar de la remodelación del Gobierno, y pasaron a la Copa Davis, se elogió el gran triunfo de España en EEUU, conseguido sin Nadal, que casi siempre se pierde las mejores cuando es cosa de equipo. ¿Es más importante un triunfo en territorio yanqui en cuartos de final del tenis o cambiar un ministro en un Gobierno que va de recogida? Nunca se sabe. Sólo que Zapatero ha perdido una oportunidad para amortizar un puesto y nombrar a don José Blanco ministro de Fomento e Interior, pongo por caso. O a Leire Pajín, de Sanidad e Interior, pongo por otro caso. Ya sé que no tienen nada que ver esas cosas, unas con las otras, pero ahí nadie tiene nada que ver, así que da lo mismo.

Luego vienen las reacciones. ¿Para qué se reacciona ante algo cuyo interés es nulo? ¿Por qué critican que nombren portavoz a don José Blanco, si da igual lo que diga? No le hará caso nadie, ni los suyos tampoco. El papel de este hombre es difícil, casi imposible, eso hay que valorarlo. ¿Qué se puede pedir al portavoz de un Gobierno que no tiene nada que decir, porque hay otro candidato del mismo partido que dice lo contrario de lo que hacen ellos? El que la lleva (la voz) hace como que lo entiende.

Y otra gran noticia, de las que provocan cortes de digestión en las playas: las primas de riesgo por los bonos españoles superan los 300 puntos, esta vez por culpa de Italia, que está sembrando dudas. Otro soponcio. Vivimos en un país de alto riesgo, con un Gobierno que ya no sabe qué hacer para fastidiarnos el verano.

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