La Rayuela
Lola Quero
La fiesta de Alvise
Crónica personal
INICIO de campaña y sondeo del CIS que ha sido un jarro de agua fría para el PP y para Podemos. La pelea por el voto va a ser dura, las dos semanas que quedan por delante son la última oportunidad para la remontada de aquellos que todavía confían en alcanzar el objetivo que se habían marcado. El CIS no equivale al resultado electoral, marca tendencia; pero todos los profesionales de la demoscopia coinciden en que el instituto oficial es el organismo que cuenta con los mejores medios para realizar sondeos y con gente muy capaz para interpretar las respuestas de los encuestados, que no siempre responden con sinceridad sino que dicen lo que les parece políticamente más correcto. Por ejemplo, en estas fechas últimas lo que se lleva es decir que se vota a Ciudadanos, como semanas atrás se llevaba confesarse seguidor de Podemos. Lo que no significa que todos los que anuncian su voto al partido de Rivera al final no decidan inclinarse por partidos con experiencia de gestión, PP o PSOE. Podemos parece desinflarse, como auguraban desde hace tiempo los que conocían la superficialidad y demagogia de sus propuestas.
El sondeo se ha realizado antes de que Pablo Iglesias presentara su programa, que ha recibido críticas casi unánimes, entre otras razones por la falta de memoria económica, y antes también de que se haya producido el episodio de Rodrigo Rato, que presumiblemente le restará apoyos al PP. Sánchez ha aprovechado las dos circunstancias, de ahí el empujón último del PSOE, y el PP en cambio se encuentra con sus siglas deterioradas, por lo que no sorprende que sólo Juan Vicenta Herrera pueda alcanzar la mayoría absoluta. Si fuera así el PP estará obligado a pactar en el resto de los gobiernos autonómicos que hoy ocupa y en la mayoría de las alcaldías. Un serio problema para Cospedal, que si ya recibía críticas por compaginar el gobierno manchego con la secretaría general, si no convalida la presidencia quedará en una situación complicada ante quienes siempre encuentra motivos para tratar de crucificarla.
El CIS es importante, pero la clave está en las urnas. Y quedan quince días por delante para que los que salen bien parados ahora confirmen la solidez de su voto y los que han recibido malas noticias pongan los medios para ganar terreno, empezando por el PP, que es quien tiene más que perder.
Estas elecciones son fundamentales.
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