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La Crestería

Manuel Sotelino

La Piedad y la Asunción

VAYA lío que se ha formado por una decisión que está basada en la queja generalizada de los cofrades de la ciudad. Se trata de la postura tomada por don José Mazuelos para que la hermandad del Santo Entierro no llegue casi vagando hasta su capilla del Calvario cuando la madrugada está ya avanzada en las primeras horas del Sábado Santo.

Parece que el mundo cofrade está reacio a cualquier movimiento que tenga como leitmotiv el sentido común. Si la hermandad de la Piedad llega a horas intempestivas a su casa y con los últimos de Filipinas aprovechando los estertores de la Semana Santa, habrá que hacer algo para que no ocurra de esta guisa. Y esto, y sólo esto, es lo que ha movido a los buenos cofrades del Calvario a llegar a esta determinación. Mazuelos Pérez, por su parte, ha facilitado las cosas. Un problema y una solución para remediarlo. No hay más. 

Ahora bien. Hay cofrades que en aras a las más profundas raíces del cofradierismo, se sacan del bolsillo la tarjeta de la pureza y claman al Cielo por la decisión tomada. El cabildo catedral se encuentra en la Asunción, el ordinario del lugar también. Todo está dispuesto. Por tanto, ¿qué sentido puede tener obligar a la última en pasar por la carrera oficial a llevarla a la Catedral para que vuelva a las tantas? Pues parece que no se entiende. 

Si lo que se busca es la recuperación de una jornada que ya hace años se cerró por parte del siempre añorado y querido don Rafael Bellido Caro, pues habrá que sentarse y esperar. Pero habrá que tener mucha, mucha paciencia. Aquí prevalecen los acuerdos tomados por los Obispos del Sur y ya se sabe que en su día determinaron no reabrir esta jornada. Aquellos que la mantenían cuando se estableció cerrar las procesiones en este día, la seguirán disfrutando. Jerez no se opuso al cambio y ahora ya no hay marcha atrás.  La gracia de todo esto estriba en que aquellos que siguen clamando por un Sábado Santo seguirán yéndose a Sevilla a ver a la Trinidad. Y los que ahora se echan las manos a cabeza por el privilegio de la Piedad son los mismos que siguen y cotillean sobre las noticias de una cuadrilla de costaleros que va o viene, un martillo libre o a una banda que deja a una hermandad. Como anteponiendo cosas de segundo plano a lo fundamental. 

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