HABLANDO EN EL DESIERTO

Francisco Bejarano

Los pobres indígenas

S e les llama indígenas a los pobladores de un territorio que ya estaban allí cuando llegan otros pobladores nuevos. Es un cultismo relativamente nuevo y se aplica casi en exclusiva a los descendientes de los pueblos precolombinos. (No debe confundirse con aborigen: los primeros pobladores de un territorio.) Estar en un lugar antes o haber sido los primeros no añade ningún mérito a un pueblo, pero hoy hay tendencia a dárselo, como si la humanidad no hubiera estado en movimiento continuo. Por lo general, aunque no siempre, los que llegan después traen una civilización más avanzada y terminan por influir de manera notable en las culturas más primitivas, no necesariamente por la fuerza. Por la fuerza se conquistan las tierras desde el origen de la raza humana, pero la cultura se conquista por convencimiento, por utilidad, y porque es mejor lo que viene que lo que hay. Y se vive mejor.

Los romanos le decían a los pueblos de Celtiberia: "Nosotros construimos acueductos para tener el agua asegurada, pero si ustedes quieren quedarse sin agua o andar una jornada para encontrarla, son muy libres." La Historia no deja que estas cosas ocurran y permite que las naciones más avanzadas tengan la curiosidad natural de saber qué hay más allá del horizonte, porque de lo que trata la especie es de sobrevivir y evolucionar como conjunto. Los indígenas han aprendido a ser pícaros: piden tierras, reformas sociales y económicas, beneficios, enseñar en los colegios en la inservible lengua precolombina, así como la religión y las leyes antiguas, aunque tengan ceremonias de sacrificios humanos y se quemen vivos a los traidores, para hacerse la ilusión de que Colón aún no ha venido. Las carreteras, los teléfonos, los trenes y todos los avances técnicos, a los que no piensan renunciar, corren a cargo del Estado.

Los indigenistas eran antropólogos y alguno quedará. Estudiaban a los pueblos indios americanos en zonas con predominio de cultura europea, sus creencias, leyes y costumbres para que constaran por escrito y conocer mejor a la especie humana, saber el parentesco de pueblos y lenguas, de dónde llegaron y cómo. Ahora no es así. El indigenismo ha dado movimientos políticos para reclamar tierras, lenguas minúsculas, trajes regionales, religiones animistas y politeísmo para tratar de volver al pasado y aislarse del resto del mundo. Y con este fin se habrá instituido el Día de los Pueblos Indígenas, para que reclamen y, de paso, aislarlos del resto de la población, incluida la indígena que adoptó la cultura europea y la lengua española para progresar y salir de la pobreza y la ignorancia. El presidente de Bolivia, un indígena demagogo y populista, corrupciones europeas, quiere pasar por revolucionario, aunque sepa que el indigenismo lleva a los pueblos al estancamiento y al retroceso.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios