La Rayuela
Lola Quero
La fiesta de Alvise
La colmena
Enero de 2009. Me acuerdo porque unos días después daba una charla sobre periodismo y me llevé la foto de El Mundo para hablar de la polémica: A solas con Soraya. La entonces vicepresidenta aparecía en la portada con un vestido negro de lencería. Entre sugerente y provocadora. Posaba sentada en el suelo, con los pies desnudos y el tul insinuándose juguetón por las rodillas.
El revuelo fue mayúsculo. Una de las ministras de hierro del Gobierno, en modo seductor. Mariano Rajoy acabó pidiendo disculpas públicamente; no por esa foto sino por haber criticado en 2004 a las ministras de Zapatero en la portada de Vogue. En aquel momento calificó la imagen de "lamentable, ridícula y poco seria"; un lustro después, no tuvo más remedio que rectificar y decir tajante que "las personas con algún cargo político deben ser juzgadas por su actividad y no por cómo posen". "España", enfatizó, "ha avanzado mucho en tolerancia y respeto a los demás pero no lo suficiente".
Efectivamente, quedaba "mucho camino por recorrer". Y queda. Y no solo en nuestro país. Porque ni siquiera la Francia abierta, progresista y sin complejos que lideró el destape está a salvo de caer en las telarañas de lo timorato y lo rancio. Tal vez supieron quitarse el corsé del puritanismo judeocristiano pero aprieta el del neoconservadurismo de las nuevas derechas. De las reprimidas.
Soraya habló en la entrevista de la "retranca bárbara" de su marido pero no desaprovechó para arremeter contra el machismo y situar mensajes feministas.
Este domingo, la polvareda llegará de los quioscos franceses. Marlène Schiappa, secretaria de Estado de Economía Social, ocupa la portada de Playboy. Puro morbo. Para unos resulta "indignante" que colabore con una revista erótica que lleva décadas cosificando a las mujeres; para otros, incluida su primera ministra, "no toca". Bastante tiene Macron con las protestas de las pensiones.
Lo que ya se ha filtrado de la exclusiva es que Schiappa habla sobre violencia de género, política y literatura, sobre economía solidaria y calentamiento global. Y lo hace en una revista "para hombres". No entro en la oportunidad pero sí en el trasfondo. Porque seguimos cayendo en las redes de la hipocresía y las dobles varas de medir. Ellos cometen delitos (del bunga-bunga de Berlusconi al show político de Trump estos días en Nueva York imputado por sobornar a una artista porno) y hay quienes los entienden y disculpan. A nosotras, se nos crucifica por una foto.
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