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Tierra de nadie

Alberto Núñez Seoane

Más que preocupado, asustado

DECÍA el maestro Ortega: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo”. Él dice: “Yo soy todo, y todo lo que no sea yo no es mi circunstancia, así que para salvarme tengo que salvar todo lo que sea yo”.

Tonto, ya lo he dicho varias veces, no es; megalómano, sí; embustero, sí; cínico, sí; prepotente, sí; traidor, sí; ambicioso a escala enfermiza, sí; hipócrita, sí; vanidoso, sí; manipulador, sí; desleal, sí; descarado, sí; sinvergüenza, sí; egocéntrico, sí… pero tonto, no. De modo que sabe, a la perfección, que, tal como van las cosas, no son oros lo que pintarán para él en las próximas elecciones generales, más bien bastos: perdió en Galicia, por “minoría absoluta” y con sus socios comunistas desparecidos de “La Junta”; perdió en Murcia; se descalabró en Madrid; volvió a estrellarse en Castilla y León; y se llevó un descomunal y estrepitoso batacazo en Andalucía, repitiendo otra “absoluta minoría” frente a la mayoría absoluta de quien nunca se había ni siquiera acercado a ella en casi cuarenta años.

Así que Sánchez está preocupado a causa de la única y exclusiva razón que puede preocupar a Sánchez: perder el poder. Y esto, habida cuenta del personaje sobre el que estoy escribiendo, más que preocupante es causa cierta de temor, y puede resultar apocalíptico.

Metió en su gobierno a quien prometió no dar espacio jamás: comunistas iletrados y enconados, revueltos con rencorosos bolivarianos anti España; se asoció -para ganar la moción de censura y mantener la mayoría en el Congreso- con los herederos políticos de ETA, asesina y criminal, con los golpistas catalanes condenados, en firme, por sedición, y con los nacionalistas desleales e independentistas vascos; indultó, luego, a sus socios golpistas; se apoderó de la Fiscalía General del Estado; se apropió del CIS -el de las encuestas de cachondeo del impresentable Tezanos-; incumplió la Ley con un confinamiento, durante la pandemia, declarado inconstitucional por el más alto tribunal del Estado, volvió a hacer lo propio “secuestrando” al Congreso de los Diputados para no rendir cuentas durante seis meses: también sentenciado como contrario a la Constitución -por cierto, no puedo comprender como estas dos flagrantes y sentenciadas ilegalidades no le han supuesto, al menos, inhabilitación-; se adueñó del Instituto Nacional de Estadística, el “INE”, no queda más alternativa que pensar que lo hizo con la intención de hacer de la mentira, en la que es maestro, verdad; sometió a TVE, la televisión española que debiera ser pública, transformándola en un infumable panfleto publicitario de su política chusquera; invadió el CNI, “Centro Nacional de Inteligencia”, poniéndolo, no al servicio de la seguridad de España, si no al de su gobierno y sus propios intereses: siempre partidistas, espurios y chapuceros; ahora da un “golpe de Consejo”, al que administraba los destinos de INDRA, la empresa que, entre otras “menudencias”, se dedica a controlar el resultado de todas las elecciones que se celebran en España… ¡curioso!, expulsando a los consejeros que no obedecían sus caprichos y quedándose con los palmeros; se saca de la manga, sin parar, leyes fratricidas que promueven el enfrentamiento y el odio entre españoles: “Memoria histórica”: desmemoriada, tendenciosa y manipulada; “Transexual”: desoyendo el dictamen del Consejo General del Poder Judicial, autoriza, entre otras lindezas, el cambio de sexo a menores, sin autorización paterna; “Violencia de género”: excluyente, con descaro; agresiva, con premeditación; y escandalosamente anticonstitucional, con “nocturnidad” y alevosía, por evidente discriminación hacia el hombre: ya no somos todos iguales ante la Ley, según el sexo, así el tratamiento; “Aborto”: una niña de dieciséis años no puede hacerse un tatuaje ni ir de excursión con el colegio sin consentimiento de los padres, pero podrá abortar sin pedirles permiso, además de suprimir los actuales tres días de tiempo para meditar su decisión; “Protección LGTBI”: una cosa es igualdad de derechos y obligaciones, todos debemos tenerlos y cada cual es muy libre de hacer de su sexo lo que le venga en gana, y otra muy distinta es blindar derechos de unos suprimiendo derechos a otros.

Más que preocupación, me invade el temor. Una cierta cantidad de miedo, ni poca ni, aún, excesiva, pero sí suficiente para no permitirme conciliar el sueño en los sedosos comienzos de muchas de estas noches de verano y, que conste, no tengo la menor adicción al insomnio, muy al contrario, gozo de facilidad para dormir como un tronco tropical, que duermen más y mejor que los de climas fríos o secos, y casi en cualquier lugar… salvo cuando sombrías asechanzas y alarmante augurios llaman, una y otra vez, con inusual insistencia, a mi oído… Morfeo barrunta algo que le inquieta y, como buen camarada que soy, me lo hace llegar.

No puedo estar seguro de hasta dónde Sánchez, el ladino, será capaz de llegar; si por sus principios fuese, me echaría a temblar y prepararía el éxodo de mi patria; lo único que me ayuda a esperar en que el agua fétida de las cloacas en las que se mueve no termine por barrernos a todos, es el hecho de formar parte de la Unión Europea, que en su momento, si es que este llega, confío en que puedan parar la enloquecida deriva intervencionista de un megalómano atorado por la fiebre negra del poder, propia de dictador de república bananera de segundo nivel y a la altura de la bazofia de la que se ha querido acompañar.

Escucho a los rojeras de pacotilla…. y me desternillo; oigo a los “socialistillas” de cartón piedra y visa oro, y me da cagalera; se juntan los “comunistoides”, traidores al mismísimo comunismo, con los “izquierdosos” que apuñalaron los principios progresistas de una izquierda a la que humillan, y me preocupo; veo lo que está haciendo el artero que ocupa La Moncloa … y me asusto.

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