Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Los pulsos del domingo

Si en Cataluña se produce el 'sorpasso' y el PP queda por detrás de Vox, el liderazgo de Casado quedará muy tocado

El próximo domingo en Cataluña se van a dilucidar varios pulsos a cual más interesante. El primero es el que le echa el sistema a la realidad. Convocar unas elecciones en el punto álgido de una pandemia que ha trastocado todas las reglas de comportamiento social es un empeño arriesgado: condicionará la participación, se corre el riesgo de que vayan a las urnas sólo los muy concienciados y que se queden en sus casas casi todos los demás. También se dejará sentir sobre la formación de las mesas e incluso en la velocidad del escrutinio. El segundo es el que tiene partida en dos a la sociedad catalana y que en 2017 provocó el más serio conflicto institucional que había tenido España desde el golpe de 1981. Esta vez parece que no se presenta con perfiles tan dramáticos como en la anterior consulta, pero el problema sigue estando vivo y amenazante. El tercero es el de todos, separatistas y constitucionalistas de derechas, contra Salvador Illa, que nos pone por delante un espejo en el que se refleja la actual situación de la política española. Un ministro con una gestión que nos ha colocado en las tres olas de la pandemia con datos de entre los peores del mundo, que tardó en reaccionar y al que la situación desbordó desde el principio es proyectado a la arena electoral como un triunfador capaz de dar la vuelta a la situación y convertir a los socialistas en la fuerza clave en Cataluña. Así es visto por sus rivales y reconocido por todas las encuestas que se han publicado.

Pero es el cuarto pulso el que despierta más morbo político y el que además puede convulsionar la derecha española. Es la guerra particular que sostienen el Partido Popular y Vox. Si se cumplen los pronósticos, en las elecciones del día de San Valentín se puede producir el muy temido, por el PP, sorpasso. La formación de la derecha más radical terminaría con más representación en el Parlamento catalán que el de la derecha más moderada. Si eso pasa, Pablo Casado habría demostrado su incapacidad para dirigir un partido de base amplia, sistémico y que debe ser siempre una alternativa de gobierno viable. Y Vox habría confirmado que en base a populismo y radicalidad es capaz de ocupar todos los espacios que le deja libre el PP. En ese caso veríamos cambiar muchas cosas en el PP y eso tendría consecuencias en la correlación de fuerzas de la política española, con un claro beneficiario: Pedro Sánchez.

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