Tribuna libre

Manuel Fernández

Ganemos Jerez

Por un puñado de votos

¿Qué problema tiene el señor delegado de Medio Ambiente con los árboles? No se entiende que alguien que va presumiendo de haber sembrado un árbol más que la legislatura anterior —la del Partido Popular— pueda estar cometiendo semejante sangría en el patrimonio arbóreo de Jerez.

Si la memoria no me traiciona han sido varias las ocasiones en las que hemos tenido que denunciar la tala masiva de árboles maduros sin los informes técnicos que aconsejaran la misma. Han sufrido el síndrome del ‘leñador ocioso’ la avenida de Arcos, la calle Maestro Álvarez Beigbeder y recientemente, la calle República Saharaui, que ha quedado gris y triste.

Es cierto que luego se puede repoblar la zona con arbolitos nuevos y pequeños que tardarán años en volver a dar sombra sobre nuestras cabezas. Nos acordaremos de esta tala cuando llegue el verano y no encontremos ni una sombra en la calle. Eso me lleva a pensar: ¿Dónde está el negocio?, ¿en la madera de los árboles viejos?, ¿en la compra de los nuevos? ¿O estamos hablando sencillamente de amarrar un puñado de votos? Es probable que la tala sea causa-efecto de la demanda de unos pocos vecinos a los que les molesta las jacarandas, ya sabéis, por la pringue que sueltan durante la floración sobre sus coches, que es lo que más quieren en esta vida. Luego se lo habrán comentado al delegado, que se ha buscado mil excusas, y las que hagan falta, para poderlos talar. Que si levantan las aceras, que si los vecinos se quejan de la suciedad, que si es incompatible con la movilidad... mil mentiras para que cada uno tenga una ciudad a su antojo. ¿Harán lo mismo con las jacarandas de la calle Porvera, un paisaje urbano que ya forma parte del imaginario de la ciudad?

¿Es costoso el mantenimiento de los árboles? Observamos una evidente falta de mantenimiento y cuidado sobre los mismos: Son árboles de jardín metidos en pequeños alcorques, estrangulados y a poca profundidad, que por su ansia de vivir empujan aceras con sus raíces. Los mismos que transforman el dióxido de carbono en oxígeno, retienen el polvo, reducen y atenúan los ruidos que provocamos y mejoran el medio ambiente y la calidad de vida de nuestros vecinos y vecinas.

Que no se olvide el señor delegado que el patrimonio arbóreo de esta ciudad es de todas las personas que vivimos en ella. Personas que recordarán las calles inertes y sin sombra cuando solicite nuestro voto. Entonces se dará cuenta que somos muchas más que esos vecinos caprichosos a los que quiso conquistar y que nunca sabrá si lo votaron o no, pero a los que obedeció servilmente cortando árboles sin pudor alguno.

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