El queo de Hércules

Idolatrar la ciencia no es serio y un héroe mitológico y deificado como Hércules tiene que reírse

Después de la que montamos con la noticia del descubrimiento científico del templo de Melkart en el caño de Sancti Petri, tó pa ná. Ahora dicen la UCA y la UCO que los métodos científicos del CAS (Centro de Arqueología Subacuática) no sirven… ¡en el agua! Vaya por dios (Melkart). No había plataforma ni embarcaderos ni piedra sobre piedra.

No se durmió en los laureles la alcaldesa de San Fernando. Patricia Cavada había declarado que podíamos estar ante "una pieza arqueológica al nivel de la Mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada". Ea. San Fernando y Chiclana ya afilaban sus armas cantonales para ver en qué lado de la frontera municipal caía esa joya histórica, a la que, por supuesto, "había que poner en valor". Se hicieron infografías espectaculares en la prensa.

Tampoco yo puedo tirar la primera piedra de las piedras que no se encuentran. Porque celebré como el que más que las últimas tecnologías diesen la razón a Julio César y Aníbal, que rezaron aquí a Hércules Gaditanus. Y a Estrabón y a Posidonio, que nos lo contaron. Yo sostenía, eso sí, que el hallazgo confirmaba la leyenda y la historia, pero que no hacía tanta falta. Recordé que, cuando le dijeron a Falla que los arqueólogos no habían dado con la evidencia irrefutable, él no pudo más que lamentar "que la arqueología resultara tan irrespetuosa con Platón". Y remachó: "Pero no importa. En este duelo vence siempre, en definitiva, la verdad poética". Lo contó Pemán, con perdón.

Otra prueba más cómica que lírica es este queo de Hércules, que se ha chufleado de políticos, periodistas y chovinistas locales. Tiene inequívoco sabor gadita. Ha sido un queo merecido por no tomarnos más en serio su leyenda. También una lección de fondo, en el fondo (que es por donde debe de andar el templo, en el del mar). A la ciencia no se le puede dar la última palabra, y no lo digo por fideísmo ni por superstición, sino porque está siempre trabajando, como se han excusado los científicos en cuestión, con hipótesis. Éstas tienen que ser confrontadas y, antes o después, serán o rebatidas o superadas. Idolatrar la ciencia no es serio y un héroe deificado como Hércules tiene que reírse, aunque sea burlándose de paso de nosotros, que ya estábamos mirando por encima del hombro a la Mezquita y a la Alhambra, nada menos, (y no digamos nada de la Giralda, por no hacerle propaganda gratis).

Pero no importa. Siempre nos quedará Platón.

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