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josé aguilar Ignacio Martínez

¿Quién quiere un cargo? The big five

Hace falta ser anormalmente ambicioso o anormalmente generoso para ir a la política, malpagada y sospechosaEl presidente Moreno presume de la eliminación del impuesto de sucesiones con un eslogan bastante esnob

Está tardando más de la cuenta el Gobierno de los Juanes en echar a andar, más allá de las medidas perentorias cargadas de simbolismo político que ya se adoptaron (impuesto de Sucesiones y auditorías selectivas). La causa de la lentitud es que el Gobierno andaluz no existe aún como órgano operativo. El organigrama anda incompleto. Están las cabezas, pero faltan piernas, músculos y pulmones. Los segundos niveles de las consejerías y las empresas públicas están vacíos. Nunca se ha tardado tanto en ocupar el poder en Andalucía.

Esta insuficiencia tiene que ver con la condición párvula de los nuevos gobernantes -algunos aún siguen sorprendidos por su éxito- y con el propio cambio de color político registrado. Los relevos en todos los gobiernos anteriores consistían en mover algunas piezas dentro de un modelo prorrogado indefinidamente y, además, había una cantera inagotable de personal dispuesto e incluso ansioso de participar. Ahora no lo hay. Sobre todo no lo hay dentro de la mitad del Gobierno que corresponde a Ciudadanos, un partido que está sufriendo en carne propia las consecuencias de su bisoñez y la debilidad de sus recursos humanos y profesionales.

Pero tiene que ver, sobre todo, con la falta de atractivo que entre todos hemos conseguido que tenga la política activa. Se ha corrido tanto y se ha sido tan excesivo en el combate contra la lacra de la corrupción que, a día de hoy, ser político por una temporada está lleno de daños y peligros. ¿Quién se atreve a ocupar un cargo público malpagado y bajo la lupa permanente de la prensa y la opinión pública? Hace falta ser anormalmente ambicioso o anormalmente generoso para abandonar, aunque sea de forma temporal, una actividad profesional lucrativa y socialmente bien reputada y cambiarla por una tarea rodeada de sospecha y de resultado incierto. Como buenos españoles, los andaluces somos pendulares: antes había manga ancha para que los corruptos entraran en tromba en política y ahora la manga es tan estrecha (sueldos escuálidos, incompatibilidades estrictas), que la político sólo atrae a los mediocres.

La buena notica es que algunos consejeros están haciendo de la necesidad virtud. Buscan, y van encontrando, para los nombramientos que necesitan a expertos ajenos a la adscripción partidista o a altos cargos que ya ejercían con los socialistas y lo hacían bien. Mejor no mover lo que funciona que el borrón y cuenta nueva.

SE atribuye a un viejo Jean Monnet la frase "si volviera a empezar, empezaría por la cultura". Monnet, primer presidente de la CECA, es uno de los padres fundadores de la UE, junto a Schuman, Adenauer y De Gasperi. El debut de Juanma Moreno en la Junta no ha sido cultural sino fiscal. Y bien que ha presumido de semenjante hazaña, la más destacada en sus dos primeras semanas de ejercicio. Para calmar su agitación interior, y quizá convencerse de que está de verdad sentado en el sillón de San Telmo, también ha empezado a dar largas entrevistas de televisión. Y su impericia le ha llevado a descubrir una placa en Antequera que conmemora su primer Consejo de Gobierno.

Debería serenarse. Salimos de un acusado sistema de culto a la personalidad y convendría que el nuevo presidente utilizara otras maneras. Es un consuelo, sin embargo, que su espontaneidad nos depare frases divertidas. Estaba tan ufano de haber liquidado el impuesto de sucesiones, que para dar énfasis al momento histórico en el que agradaba al 1% más rico de la población el presidente dijo que Andalucía se situaba entre los cinco grandes: "the big five". (Desliz un poco borjamari, con perdón).

El término, así dicho en inglés, se suele usar por los aficionados a la caza mayor para definir las cinco grandes especies de África: leopardo, león, elefante, rinoceronte y búfalo. Son insignias tan vitales del continente que han sido utilizadas en los modernos billetes de rand sudafricanos, de la misma manera que puertas, ventanas y puentes son los distintivos de los euros europeos. Sería interesante saber cuál de los cinco animales identifica más Moreno con Andalucía. También se utiliza the big five en psicología, en un famoso test de personalidad, para establecer la apertura, responsabilidad, extroversión, amabilidad y estabilidad emocional de una persona. Las cinco, virtudes estupendas para cualquier político.

Pero no, la expresión se refería a las grandes regiones españolas que ya están libres del expolio de las herencias. El asunto quizá era una demanda extendida hasta que, a instancias de Ciudadanos, el PSOE lo dejó exento hasta un millón por heredero. Ir más allá cumplirá un compromiso electoral, pero tampoco es para alardear estar en un pelotón con Murcia, Castilla León, Galicia y Madrid. El presidente, que es graduado en protocolo, sabrá qué lugar ocupa Andalucía en ese club. De momento, en vez de con la cultura, él prefiere coger seguridad con estas cosas: una placa que conmemora el estreno de su gabinete o una primera medida gubernamental con eslogan esnob: the big five.

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