Homo ferians

Fernando Taboada

Una raza aparte

CIENTÍFICOS norteamericanos llevan años realizando experimentos para explicar el metabolismo del feriante. Han escogido ratones especiales, de una subespecie muy resistente que sobreviviría a un holocausto nuclear. Los han encerrado en unas reproducciones a escala de las típicas casetas. Tras espolvorearlos con albero, los han sometido a niveles de ruido altos, pero que no llegan ni a la mitad de decibelios de los que soportan los humanos durante estos días de fiesta. Después de consultar a bodegueros del marco los gustos que estos roedores tienen en materia de vinos, les han administrado fino, a secas o mezclado con refrescos. Sin descuidar su dieta, porque a los ratones no les ha faltado ni su plato de jamón ni su fritura de chocos, y dándoles un margen para descansar tras cada sesión de baile, los resultados han sido bastante reveladores. A partir del tercer día, los que aún conservaban algo de fuerzas intentaban trepar para huir del laboratorio. La mayoría, desfallecidos en un rincón, temblaban ante la posibilidad de montarse en la noria colocada allí para poner a prueba su aguante. Las conclusiones a las que se ha llegado son las de esperar: para la ciencia actual sigue siendo un misterio la resistencia que muestran algunos humanos en cuanto se les ponen por delante media botella y un puñado de farolillos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios