Juan González Román

Otro referente se nos ha ido

A principios del mes de marzo, escribí un artículo en este mismo diario que titulé ‘Adiós a un referente’, refiriéndome a Ernesto Cardenal, el cual falleció el día 1 de dicho mes. Ahora ha sido otro de los grandes referentes, no sólo de la Iglesia Latinoamericana, ni de la Iglesia Católica, sino que me atrevería a decir de la Humanidad. Por supuesto, también un referente para todos los creyentes que trabajan para hacer realidad el sueño de Jesús de Nazaret, estamos hablando de Pedro Casaldáliga que nos dejó el sábado a los 92 años de edad.

Para muchos cristianos posiblemente este nombre no les diga nada, ya que desgraciadamente no existe en la actualidad mucha preocupación por conocer los personajes y corrientes existentes dentro de la Iglesia. Tampoco a su figura se le dedicara mucha tinta o imágenes en los medios de comunicación ya que, sabemos cómo funcionan, pues interesa más la vida de cualquier “mindundi” o políticos mediocres, que la de un hombre de una talla excepcional como Casaldáliga.

Casaldáliga ha formado parte de una generación la cual supo entender que su compromiso como cristianos pasaba por su entrega a los más pobres. Personas que con su acción, su estilo de vida y su pensamiento, ya que muchos de ellos fueron propulsores de la Teología de la Liberación, trajeron una savia nueva a la Iglesia. A modo de ejemplo, se puede citar, entre otros, además del mencionado Ernesto Cardenal a Monseñor Romero, Ignacio Ellacuria, Jon Sobrino, Leonardo Boff, Gustavo Gutiérrez y un largo etcétera. De esta generación muchos ya no están con nosotros y en varias ocasiones he llegado a comentar con un amigo mío que nos estamos quedando sin esos faros que alumbran nuestras vidas en nuestro camino de cristiano, si bien es cierto que aún quedan algunos, pero ya son muy mayores.

Ahora nos toca hablar de Pedro Casaldáliga, del que sería imposible en estas pocas líneas hacer un recorrido biográfico, solo quiero dejar unos retazos que al menos hagan vislumbrar la excepcionalidad de su persona. Catalán por más seña, sacerdote claretiano, que un día allá por el año 1968 decide irse al Mato Groso en pleno corazón de la selva amazónica a compartir su vida con los indígenas de aquella zona, posteriormente fue nombrado obispo, labor que ha desarrollado durante treinta años. A partir de aquí se puede decir que ha sido junto a Ernesto Cardenal uno de los mayores poetas de Latinoamérica, defensor a ultranza de las causas indígenas, teólogo, ecologista, internacionalista y que siempre se identificó con las luchas revolucionarias y mantuvo contacto con sus líderes.

El papa Francisco contó con él para su encíclica Laudato sí. Como no podía ser menos, no estuvo bien visto por el Vaticano, fundamentalmente por Juan Pablo II, el cual hizo una cruzada contra todo lo que oliera a la ‘Teología de la Liberación’. Tanto Pablo VI como el papa Francisco, si mantuvieron buenas relaciones. Fue amenazado de muerte en muchas ocasiones por los terratenientes de la zona, incluso en una ocasión un francotirador por error disparó a uno de sus acompañantes matándolo pensando que era él. Pablo VI tuvo el valor de decir públicamente al mundo entero: “quien toque a Pedro toca a Pablo”, es decir, quien toque a Mons. Casaldáliga toca al Papa, lo que le salvó la vida.

Se le ha dado para definirlo muchos calificativos, tanto por parte de sus detractores como de aquellos que lo apoyaban, pero él se pronunciaba como obispo de los olvidados y decidió vivir el evangelio encarnado con los que se quedan en la cuneta, y los que no cuentan para los poderes del sistema capitalista.En una de sus poesías escribió “Tenedme sólo como cristiano”. Y como cristiano llevó su coherencia al extremo, viviendo despojado de bienes materiales, haciendo suya la forma de vida de las personas que le rodeaban en aquella zona pérdida de la Amazonía. A veces le reprochaban su exceso de austeridad, respondiendo que Jesús, como se dice en los evangelios, era tan pobre que no tenía ni casa.

Su gran sencillez y su lucha por los olvidados, los sin nombre y los sin esperanza era lo que conquistaba a los que pasaban por su lado. Como obispo de los olvidados y los sin nombre, dijo en una reflexión: “Al final de la vida me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres”.En una ocasión nos mandó una misiva: “Los del Primer Mundo, si no trabajáis la solidaridad, no os vais a salvar, pese lo que os pese”.

Fue propuesto en dos ocasiones para el Premio Nobel de la Paz y en otras dos para el Premio Príncipe de Asturias. Visto los galardonados en muchos de los premios concedidos tanto en uno como en otro, se pone en evidencia que la causa de los pobres, por las que luchó Casaldáliga no era merecedora de tal distinción. No está de moda.

Quiero terminar dos con dos frases, una que me envió un amigo mío sobre Casaldáliga: “Ha sido un digno representante de Jesús de Nazaret”. La otra pertenece a Ignacio Ellacuría (sacerdote jesuita asesinado en el Salvador), la cual cuenta su compañero y amigo Jon Sobrino, que un día dando clase de Cristología hablaba sobre Jesús de Nazaret, en un momento se quedó callado, tras un breve silencio dijo una frase cargada de sentimientos: “Jesús fue un buen hombre”. Lo mismo se puede decir de Pedro Casaldáliga. Seguro que el Maestro estará muy orgulloso de él.

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