Yendo al grano

Víctor Cantero

Un refugio ....

EN épocas de sequía laboral, en eso parece ser que se está convirtiendo la FP de Grado Superior. A tenor de los últimos datos facilitados por el MECD, mientras en los últimos cursos se ha experimentado un ligero descenso en el número de estudiantes universitarios, sobre un 1,6% - a ello han contribuido medidas como el recorte en becas y el aumento del precio de las tasas - en el caso de la FP sucede todo contrario. Desde que explotara la crisis, hacia los inicios de 2008, han accedido a los estudios de FP un total de 77.534 alumnos más. Justo lo contrario que en la universidad, pues en el curso 2013/2014 contamos con 1.468.115 estudiantes, unos 19.000 menos que hace dos años. De análisis de los datos se puede sacar una elemental conclusión, ha tenido que ser la crisis la que haya devuelto a la FP la dignidad que siempre ha tenido, el valor que nunca se le debió negar. Aquí reside la vieja polémica que ya con llegada de la LOGSE volvió a avivarse. Lo de ir a la universidad era para los chicos listos, la FP para el furgón de cola. Pues la tozuda realidad ha venido a demostrar todo lo contrario. En un mercado laboral competitivo como nunca, sobran miles de titulados universitarios y falta mano de obra cualificada de nivel medio. En otras palabras el actual modelo productivo europeo no precisa tanto de personas cualificadas en exceso, sino que requiere más trabajadores especialistas y polivalentes, y aquí es donde la FP viene a cubrir un hueco.

Han tenido que pasar muchos años para que la sociedad española se percatara de que los estudios de FP cuestan menos al erario público. Y si a ello añadimos que sus planes de estudios preparan mejor a los alumnos para la vida laboral, al estar concebidos por expertos en sistemas de productividad, tanto mejor. Las tornas han cambiado, más del 40% de los titulados universitarios que encuentran trabajo, lo hacen en empleos que requieren un menor nivel de estudios que el que ellos poseen. Según las previsiones de nuestras autoridades laborales de ahora al 2020, más del 50% del trabajo disponible precisará de niveles medios de cualificación, frente a un 35% que demandará titulación superior. Todo apunta que en esta carrera frenética por lograr un empleo, serán los titulados de FP los que lleven las de ganar.

Pero sin ánimo de fomentar rivalidades, lo que esta situación pone de manifiesto es que la tendencia ha cambiado. Es decir que a la hora de ser elegido como demandante de empleo la importancia de los títulos académicos ha cedido en pro de la verdadera preparación para el desempeño laboral. Y con ello hemos venido a dar la relevancia que se merece a una FP basada en la preparación práctica del aprendiz para el desempeño de su posterior trabajo. Nuestro mundo globalizado puede haber entrado en una cuarta "revolución", la tecnológica, pero los seres humanos seguimos teniendo muchas necesidades que solo pueden ser atendidas por personas que saben cómo satisfacerlas desde la práctica. Este cambio dará con el tiempo un vuelco al modo de atender a la ciudadanía por parte de quienes ejerzan tareas políticas. Menos obras faraónicas, menos mirarse al ombligo y más preocupación por el bienestar de las personas. O lo que es lo mismo, menos discursos brillantes, menos promesas incumplidas y más contribuyentes satisfechos al comprobar que los servicios que demandan están cubiertos por personas que lo hacen muy bien.

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