¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

La refundación del PP

Si el PP quiere volver a ser el partido alfa del centroderecha español no le va a quedar más remedio que reiniciarse

Si algo ha caracterizado a la derecha española contemporánea es su capacidad para la "destrucción creativa", término creado por el austriaco Joseph Schumpeter para explicar la dinámica económica, pero que viene al pelo en estos días que Bárcenas ha regresado a los telediarios. El macizo de la diestra nacional supo adaptarse a la II República con la CEDA, al franquismo con el Movimiento, a la Transición con la UCD, a la democracia ya asentada con el PP (resultado de la metamorfosis de una AP demasiado racial para los nuevos tiempos) y al crack de 2008 con un triple cisma vital (Cs, PP, Vox) que facilitó un amplio abanico de opciones a todo aquel que no quisiera votar a la izquierda, desde el liberalismo más aséptico y afrancesado hasta el neotradicionalismo castizo que defiende la montería con lanza y las misas de campaña.

Ahora, cuando el caso Bárcenas vuelve a poner en evidencia la corrupción que reinó en Génova, quizás ha llegado el momento de que la diestra mude de piel pero no de carne. Pablo Casado debe tener en cuenta que los dos grandes líderes que llevaron a la derecha al poder, Adolfo Suárez (lo era, aunque con la boca chica) y José María Aznar, supieron romper en su momento con los lastres del pasado y crear una estructura partidaria que los impulsase a la Moncloa. Aferrarse a unas siglas manchadas por la corrupción como hizo el PSOE de los "cien años de honradez" ("y ni uno más", se le replicó con coña) no está dentro de la tradición de la derecha española y esas cosas deberían tener su peso en los tataranietos de Cánovas.

Si el PP quiere volver a ser el gran partido alfa que unifica al centroderecha español, no le va a quedar más remedio que reiniciarse para poder atraer a los muchos hijos pródigos que ya no volverán a las siglas actuales. Un cambio de nombre y logo puede hacer milagros en ese sentido, porque el sapiens suele moverse más por los símbolos que por las ideas. El PP sufre de fatiga histórica y ya es hora de cambiarlo todo para que cambien sólo algunas cosas, las imprescindibles. Lo diría Cánovas, Maura, Gil Robles, Fraga (pese a que fracasó), Suárez… Quizás no Aznar, porque a nadie le gusta ver la muerte de sus criaturas; ni tampoco Rajoy, porque el gallego es en gran parte el responsable de esta situación en la que el PP vive electoralmente de las rentas y su nombre es arrastrado todos los días en los titulares por Bárcenas.

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