NO saben lo que dicen porque no saben hablar y la ignorancia es audaz. Es cierto que la clase política está formada mayoritariamente por ignorantes; pero, hasta en el caso más notorio de analfabetismo público, no se le niega a nadie el sentido común, mínimo cerebral para obrar con tino. La presidenta de la caprichosa, hasta en el nombre, Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres, no se avergüenza cuando dice que la lengua española está hecha por hombres, que el machismo del español viene del latín, del que hay que distanciarse, y que harán presiones a la Real Academia Española para que ingresen más mujeres y para quitar o cambiar las expresiones denigrantes para el sexo femenino (ya ven, no se dice la sexa femenina). Tal cúmulo de indigencias mentales y culturales no es frecuente en un cargo con responsabilidad y voz en el palenque. Por bajo que se caiga, siempre se puede descender más.

Las lenguas no son machistas ni las academias, donde las hay, tienen ideología. El machismo estará, para delirios de feministas en proceso de enloquecer, en la sociedad y en los escritores clásicos, antiguos y modernos, y en cada académico en particular. El masculino neutro es muy anterior al latín, una lengua en cálculos históricos relativamente nueva, y lo encontramos en todas los idiomas cultos del mundo. La paridad, ya de por sí gran disparate, en la RAE sería como pedir peras al olmo porque la pera es femenino y el olmo masculino. Promueva el lobby el estudio y la investigación filológicos (ya ven otra vez, la concordancia hay que hacerla en masculino), la lingüística y el ejercicio de las letras entre las mujeres y verá como las de más talento acaban en la Academia, antes no. Las expresiones denigrantes de los diccionarios no se las han inventado los académicos, sino el uso en la literatura y de los hablantes.

Alfonso Guerra, histórico de la Transición, dice en su Diccionario de la izquierda, refiriéndose a las iletradas del terrorismo lingüístico, que la morfología de las lenguas no se puede cambiar así como así: "Empeños como éstos no conducen a la liberación sino a la destrucción del lenguaje por una norma impuesta de manera extralingüística." Es lo que pretenden sin disimulo: que todos nos revolquemos en el cenagal de la ignorancia, que retrocedamos a las primitivas lenguas onomatopéyicas, que progrese el embrutecimiento y avance el analfabetismo, porque en caso contrario no pondrían a las más brutas a cargo de nada, como no fueran pavos. El saber que la batalla la han perdido de antemano porque sabemos cómo se forman las lenguas, por qué se adoptan y no se imponen, como se pretende con el catalán, y cuál es la función de las academias, trae al fundamentalismo feminista tocado de los nervios.

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