La ciudad y los días

carlos / colón

Al revés

EL refinado e inteligente Manuel Vicent ha retorcido refinada e inteligentemente la realidad al escribir: "Para un intelectual ser acusado de antisemita es un estigma difícil de soportar. Una extraña paranoia le impulsa a creer que una fuerza oculta le impedirá acceder a cualquier reconocimiento internacional, incluidos premios, cátedras, editoriales y periódicos. Por miedo a entrar en esa supuesta lista negra algunos intelectuales, artistas y escritores se palpan el hígado antes de proferir una condena taxativa del insoportable espectáculo de crueldad y venganza que el Estado de Israel está perpetrando sobre el pueblo palestino cuya rentabilidad en el número de víctimas es la del ciento por uno, según el famoso rédito bíblico. Cualquier opinión sobre esta guerra desigual debe expresarse siempre con matices, si no quieres ser tachado de antisemita…".

Además de la suavona invocación al tópico que otorga a los judíos el dominio del mundo, aludiendo a ese temor a entrar en una lista negra de antisemitas que impide acceder a premios, cátedras, editoriales y periódicos (¿), la realidad es exactamente la contraria. Hablar o escribir sobre Gaza sin antes ponerse un pañuelo palestino (como hicieron los parlamentarios de Izquierda Plural y Amaiur en el Congreso) para largar una andanada contra el imperialismo asesino sionista, el Estado terrorista de Israel y el lobby judío yanqui, acusándolos de genocidas que hacen lo mismo que los nazis hicieron con ellos y superponiendo cruces gamadas sobre las estrellas de David (como hizo Willy Toledo), supone ser linchado por la intelectualidad española, que como todo el mundo sabe es patrimonio de la izquierda propalestina; y por una opinión pública en parte horrorizada por las imágenes y en parte intoxicada por informaciones sesgadas y opiniones viscerales que, es cierto, en no pocos casos encubren bajo el progresismo y la compasión el viejo antiamericanismo primario y el aún más viejo antisemitismo.

Habrá imbéciles que acusen de antisemita toda crítica a Israel. Pero es un fenómeno muy minoritario frente a la actual virulencia que de antiisraelí está pasando a antijudía. Porque son más, muchos más, mediáticamente más poderosos, artísticamente más populares e intelectualmente más prestigiosos, quienes acusan de insensibilidad asesina a todo aquel que intente hablar sin antes escupir sobre Israel envuelto en la pañoleta palestina.

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