Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Estamos rodeados

GRECIA ha aprobado su segundo plan de ajuste. Pero el pronóstico es que no será suficiente. El catedrático de Economía de Málaga Gumersindo Ruiz lo explicó en este diario, citando a Pimco, el fondo de inversión más grande del mundo: Hay países que son pobres, no pueden pagar y no tienen capacidad para salir de esa situación. ¿Qué industria y qué economía tienen Grecia o Portugal para crecer? En La Vanguardia, un catedrático de Harvard Andrei Shleifer, completa la teoría: Grecia no tiene modo de crecer, porque no fabrica, luego no tiene nada que exportar. Tiene turismo, pero está Turquía al lado con la misma oferta a mitad de precio. Respiren, el profesor Shleifer dice que España es un gran exportador.

Y oigo a un catedrático de Sevilla Francisco Ferraro decir que Grecia es insolvente y que habría que reestructurar su deuda. O sea, reducir los 330.000 millones de euros que debe. El profesor malagueño apunta una cuestión de óptica: la vemos como europea, pero la economía griega se parece a la de un país latinoamericano de escala media baja. El profesor bostoniano dice que los griegos tienen que reducir drásticamente sus salarios para empezar. Y después, trabajar, producir y ahorrar hasta ganar más de lo que gastan. Y el profesor sevillano añade que los estados que reestructuran su deuda por lo general recuperan rápido la confianza de los mercados.

A los mercados les ha dedicado una andanada el presidente de la Junta en su discurso sobre el estado de la comunidad del miércoles. "Nos cuesta trabajo entender cómo es posible que la codicia de los mercados financieros esté pasando factura a los más débiles, cómo es posible usar estos movimientos especulativos como coartada para impugnar nuestro modelo social". Discurso simplista. El modelo social se utiliza de coartada para justificar empresas públicas de escasa utilidad, con plantillas y presupuestos enormes e instituciones superadas por el estado autonómico que no han parado de aumentar su tamaño en los últimos 30 años. La cumbre celebrada ayer en Sevilla por la Confederación de Empresarios de Andalucía pidió, entre otras cosas, menos burocracia, menos gasto público y el adelgazamiento de la Administración.

El profesor Shleifer aboga por desregular el mercado de trabajo en España, otra demanda clásica del empresariado. O sea, con despido más fácil y más barato. Sostiene que eso no desprotege al empleado débil. Porque es el exceso regulatorio el que deja sin trabajo al débil. Y pone el ejemplo de los escandinavos que apenas tienen regulado su mercado de trabajo y en cambio protegen muchísimo a sus ciudadanos. ¿Cómo? Con más impuestos para garantizar el Estado del bienestar. Pero ya han oído ayer en Sevilla a Rajoy decirle a los alcaldes del PP que ni se les ocurra subir los impuestos. Estamos rodeados.

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