La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

La salud no es lo primero

Menos mal que hace dos semanas firmaron la concordia de las 24 banderas. Menuda tropa nos gobierna

La concordia de las 24 banderas ha durado menos que un salivazo en una tabla de planchar. Menos mal que el Gobierno de España y el de la Comunidad de Madrid iban a trabajar juntos con un comité de seguimiento. Menuda tropa... Montaron un tinglado de cara a la galería al que sólo le faltaba la guardia mora escoltando al fatuo Pedro Sánchez. Dos semanas después hay que imponer el estado de alarma. No están a la altura. No se han enterado de nada. No tienen ninguna grandeza como políticos. Demuestran lamentablemente que la salud no es lo primero, sino el politiqueo, las refriegas verbales y todo un muestrario de baja estofa que convierte a los ciudadanos en rehenes de su mediocridad. Se quedaron en eso: en banderas, fotos, libros de honores y otras gaitas absolutamente prescindibles. Todo era mentira, un teatro con actores de segunda que, cómo no, acudieron con las correspondientes cuadrillas de agradadores que iban revoloteando en torno a estos líderes con pies de barro. La situación que padecemos es tan delicada que tiene todas las características para que emerja un líder, un político serio, con un discurso realista, con determinación, con la cabeza bien amueblada y que sirva para engrandecer una actividad pública fundamental para el progreso de los pueblos. Pero aquí sólo ha aparecido el poder judicial para corregir desmanes y lo que te rondaré, morena. Cada día se tiran los trastos unos a otros en un espectáculo vergonzoso mientras los hospitales se pueblan de nuevo. Hemos retrocedido todo lo avanzado en los meses del Resistiré. El Gobierno no deja de inventar para desviar la atención. Los conejos salen puntuales de las chisteras: una reforma laboral, la república, la ley del aborto... Cuando todos deberíamos estar centrados en dos objetivos: la salud y la economía. Nos dejaron salir para que vinieran los turistas, pero las tumbonas se quedaron vacías. Se vieron y se siguen padeciendo las carencias en educación de miles de jóvenes, la falta de autoridad de padres y políticos, la inutilidad del buenismo como método de gobierno. Estamos sufriendo más que nunca las consecuencias de la degradación de una vida pública, de la que huyen las mentes más preparadas porque es el terreno idóneo para unos mediocres que tienen nuestro futuro en sus manos y que no pasan de las banderas, las proclamas y las estupideces como que saldremos todos, e incluso que saldremos mas fuertes. Casi nos basta con salir sanos y ya nos buscaremos el resto por nuestra cuenta. Mañana saldrá el sol y otro conejo de la chistera.

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