La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

¿En serio, otra vez la salud?

Si hay tantas restricciones, ¿cómo me estoy 'comiendo' las mismas bullas y colas de todas las Navidades?

Lo importante es la salud". ¡Por fin una frase hecha tiene sentido! Este año han caído las ventas de lotería de Navidad pero ha habido sorteo. Sin público y con mascarillas, pero digno. Bastante digno; con los frikis de siempre y los millones de todos los años. Hacienda se llevará su pico y el resto servirá para "pagar hipotecas" y "tapar agujeros". ¡Más frases hechas que cobran sentido! Solo en Granada, el Gordo ha dejado más de 180 millones y un cuarto ha animado el día en el centro y el Albaicín. Eso sí, nos han faltado los turistas brindando con cava frente a la Alhambra.

El Covid nos ha cambiado la dimensión de lo importante pero también de lo accesorio y hasta de lo simbólico. Me refiero a la cultura popular, a las sentencias recurrentes con que todas las Navidades esquivamos, por ejemplo, la mala suerte de que no nos toque el Gordo: "¡Ni que fuesen a dejar de trabajar!". Ésta es la que más gusta; pura malafollá granadina. Tan punzante como esta de nuevo cuño que se cuela inspirada en el BOJA: "Si ni siquiera pueden viajar". ¿Seremos envidiosos?

Sí, "quien no se consuela es porque no quiere". ¡Al menos un refrán que sirve antes y después del Covid! Ni un euro. Los comprobadores automáticos han tardado segundos en certificarme que todo pasa por seguir delante de este invento del demonio (me refiero al portátil). Y al móvil, y a las restricciones en los bares, y al toque de queda, y a la tortura de los ERTE, y a la maldición del teletrabajo… Por cierto, si todo es así, ¿por qué me estoy comiendo las mismas bullas y colas de todas las Navidades? Lo dejó aquí. A este ritmo acabo transformando la carta a sus Majestades de Oriente (¡ojo que este año tenemos al rey emérito de embajador en Abu Dabi!) en una homilía de Navidad.

No se lo creerán pero empecé a escribir esta columna asombrada por una noticia que me acababa de saltar de Google: venden un pequeño pueblo en Francia por 845.000 euros. En la región del Loira (sí, la de los castillos), una ganga. Tiene cuatro calles, dos hornos de pan y un bosque. Las idílicas fotos del pueblo comparten espacio en mi Samsung con el bombardeo de alertas de la DGT: que si 200 euros por conducir con abrigo, que si la nuevas normas, las nuevas señales, las nuevas sanciones… Buen golpe de realidad. Da igual que te toque la Lotería, la realidad es la que es: nada de villas y mucho de multas. Pero es Navidad. Y nada nos impide que lo soportemos todo con una pizca de ingenio, con ocurrencias y hasta con malafollá. ¡Felices fiestas!

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