EN 1952 Gamal Abdal Nasser, que acababa de alcanzar la presidencia de Egipto tras un golpe de estado, decide construir una presa gigantesca en el Nilo para paliar los graves problemas agrarios de su país, ocupado en su mayor parte por el desierto. Las obras comenzaron de inmediato sin que nadie se acordase de un buen número de templos que iban a quedar inundados cuando la presa comenzase a llenarse. A instancias de la UNESCO, varios países colaboraron en el salvamento de estos monumentos, trasladándolos a otros lugares en los que quedaron a salvo del nuevo lago, llamado Nasser en honor al dictador. El más conocido de todos es Abu Simbel, llevado a unos doscientos metros de su ubicación primera, pero hubo otros que viajaron más. De hecho, en Madrid se conserva uno de estos templos salvados de las aguas que fue regalado en 1968 por el gobierno egipcio a nuestra nación y que está ubicado no muy lejos de la plaza de España.

El Templo de Debod, que así es como se llama esta reliquia exótica que fue plantada en un jardín junto al paseo del Pintor Rosales, e incluso Abu Simbel pueden servirnos de ejemplo para solucionar uno de los problemas que atormentan a los jerezanos preocupados por el patrimonio histórico, que no es otro que el del aniquilamiento por parte de la Inmobiliaria Osuna (con permiso del Ayuntamiento) de la Ermita de Guía. Todos ustedes habrán podido comprobar qua las negociaciones municipales con la promotora no han servido (por el momento) para nada, pues los trabajos avanzan y pronto veremos levantarse el monstruoso bloque en Alcubilla Place. En vista de los acontecimientos, hay que buscar una solución final para evitar que la fuente y la pequeña iglesia que han sobrevivido allí durante siglos, no queden ahogadas por el hormigón. Es evidente que lo único que nos queda por hacer es desmontar ambos monumentos piedra a piedra y llevarlos a otro lado donde luzcan más y sean de una vez respetados.

Es fama y voz pública que el Consistorio no tiene un real, así que habrá que buscar ayuda exterior para realizar esta operación de rescate. Tal vez de la Base Naval de Rota nos puedan mandar varios tanques, dos submarinos, cinco o seis cazas y un portaaviones para realizar los trabajos. En agradecimiento al gobierno de los USA se le podría regalar la fuente de la Alcubilla para que la colocasen en el Metropolitan Museum de Nueva York, junto a uno de los templos salvados de las aguas del Nilo que allí se guardan. No creo que a nadie le importase este traslado, visto el trato recibido por este monumento en el último siglo y medio.

Respecto a la ermita, sería el momento de que la Hermandad del Perdón hablase. Esta joven cofradía ha guardado el más absoluto silencio sobre el desmán urbanístico que se está cometiendo junto a su sede canónica. Tal vez porque les guste que su Cristo nada más salir se tope con un gran bloque repleto de balcones desde los que les podrán cantar montones de saetas o quizás porque teman perder su vilipendiada iglesia, que tanto esfuerzo les costó restaurar con sus propias manos. Como homenaje a los únicos que han demostrado cariño por este pequeño trozo de nuestro patrimonio histórico, tendrán que ser ellos los que decidan dónde se tiene que ubicar la Ermita de Guía. Es un verdadero privilegio para los cofrades decidir si al abrir las puertas para hacer la estación de penitencia van a coger por la calle Empedrada, la plaza del Mercado, la Hijuela de las Coles o las inmediaciones de Leroy Merlin. Además, en función del recorrido variará el horario hasta alcanzar el delirio cofrade de estar veinticuatro, treinta y seis o las horas que hagan falta en la calle.

Sin embargo, si quieren algo realmente rompedor, les propongo que se coloquen varios ejes con ruedas de gran tamaño (al modo de los trailers) bajo la pequeña iglesia para poder transportarla de manera cómoda a lo largo y ancho de Jerez y su entorno. Que un año queremos salir de Caulina, pues allí nos vamos. Que al siguiente mola la calle Rendona, no hay más que dar un paseo con el templo y colocarlo en una esquina de esta popular vía urbana. ¿Hay que evangelizar La Marquesa? Qué mejor que una iglesia portátil con cofradía dentro para tal fin. Esta solución final se me antoja idónea no sólo para salvar una parte de nuestro patrimonio monumental, sino para acabar de una vez por todas con el dichoso inconveniente de la lluvia durante nuestra Semana de Pasión. Ya podrán caer palanquetas de punta, que la Hermandad del Perdón saldrá dentro de su ermita por las calles de Jerez.

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