La trama

Ahora, los de Podemos han puesto un autobús para crear polémica, como los fachas homófobos

Hemos pasado de la casta a la trama. Son los mismos, pero ahora les han puesto un autobús para crear polémica, como los fachas homófobos. A los de Podemos, después de que Pablo Iglesias se cepillara a Iñiguito Errejón (que intentaba poner cierta transversalidad encubierta), les ha dado por señalar, ya sin disimulos. Y así están más totalitarios que antes. Todos los que no piensan como ellos son sus enemigos naturales. Es lo mismo que creían Hitler y Stalin, aunque a tanto no han llegado, por supuesto. De momento, se recrean con esa trama, en la que igual han incluido a corruptos condenados e investigados que a otras personas, simplemente porque no son de su cuerda. Como pasa en todos los totalitarismos: se señala.

El autobús de la tramofobia morada se denomina tramabús. Incluye, según los autores intelectuales, a todos los que se ponen morados sin serlo realmente. Lo mismo les parece Luis Bárcenas, Rodrigo Rato o Miguel Blesa que Felipe González o Juan Luis Cebrián. Lo mismo señalan con sus caricatos a José María Aznar y Esperanza Aguirre que a los dirigentes empresariales o algún periodista que no es de su agrado ni les trabaja de quinta columna. Y así los pasean por las calles. Menos mal que se quedan en eso. Porque otros paseos totalitarios tenían un final más chungo.

Versión manipulada de la historia de España. Falta de respeto evidente. Necedad suprema para confundir. Señores, que Juan Luis Cebrián puso en marcha el proyecto de El País, que fue el periódico emblemático de la democracia en sus primeros tiempos. Y ese tal Felipe González, según la ultraderecha, era el primer rojo que llegó al poder después de Franco. Y ya se sabe que Pablo Iglesias no traga a los del PP, y que para él son todos corruptos, sin necesidad de juicios ni sutilezas parecidas, pero el tal José María Aznar fue el mismo que dijo: "¡Váyase, señor González!". Y ahora se han ido ambos al tramabús de Podemos.

Por si nos quedaban algunas dudas, acerca de la transversalidad política de los amos de la calle, se van despejando. Ellos tienen la exclusiva para poner o quitar autobuses. Y sobre todo para dar o quitar las patentes de moralidad. O estás conmigo o eres mi enemigo. Es el talante de los totalitarios, que se aprovechan de la libertad hasta que la destruyen. Si esto pasa ahora, imagínense con ellos en un Gobierno de España.

Pues, por lo visto, es lo que pretende ese candidato del PSOE que les hace el juego, con el apoyo de cierta militancia y de otros que siempre han vivido bien amparados a la sombra de la trama.

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