las cosas que pasan

David Fernández

Una tregua para la Feria

LOS jerezanos del casco urbano y la zona rural podrán llegar en autobús a la Feria, tras haber puesto fin los trabajadores de Urbanos Amarillos y Linesur a sendas huelgas. Los empleados de Linesur han cancelado los paros a la espera de que la empresa cobre la deuda municipal y les pague. La plantilla de Urbanos Amarillos tampoco ha cobrado las nóminas atrasadas, pero al asumir el Consistorio el control de los autobuses tras secuestrar el servicio, confían en que la normalidad se recupere poco a poco. Con un ERE sobre la mesa que afecta a 390 trabajadores municipales, el gobierno del PP ni se ha planteado el rescate de la concesión, de ahí que acuda a otra figura legal para garantizar el normal funcionamiento del transporte público, a la espera de que alguna otra empresa muestre interés en ofrecer dicho servicio. La determinación del gobierno municipal era necesaria porque la huelga del transporte público empezaba a causar un daño casi irreparable a la ciudad. Los jerezanos financian con sus impuestos este servicio. Y cuantos más usuarios se sumen, más rentable resulta y viceversa. De hecho, con tantos paros las pérdidas se han disparado. Por tanto, resulta imperdonable que en tantos meses sólo se haya podido disfrutar de esta inversión a cuentagotas. Esta semana la plantilla de ayuda a domicilio que presta la empresa Acasa también decidió desmontar el Campamento dignidad, tras 92 días de protesta por los impagos frente al Ayuntamiento, y a pesar de que también están pendientes de cobrar varias nóminas. Y los sindicatos del Ayuntamiento, poco a poco, han empezado a negociar con el gobierno municipal la nueva Relación de Puestos de Trabajo -se recortarán salarios y cargos directivos- sin perder de vista el ERE municipal, que afectará a 390 trabajadores del Consistorio y sus empresas. Del conflicto se ha pasado al diálogo. Imágenes como las del responsable de CCOO, José Manuel Trillo, junto a la alcaldesa, el viernes pasado, eran impensables hace pocas semanas. Y lo que no hay que perder de vista es que la tremenda crisis sólo es comparable al titánico esfuerzo que realizan todos estos trabajadores para salir adelante sin dejar de cumplir sus obligaciones. En cierto modo tanto ellos como todos los parados y jerezanos en serios apuros se han convertido en auténticos héroes de la vida diaria enfrentándose al temporal. Tras reclamar sus salarios con pancartas, manifestaciones, acampadas y todo tipo de movilizaciones, la mayoría ahora apuesta por una tregua con la esperanza puesta en el futuro. Esta semana aún con el Mundial de Motos en la retina y con la inauguración de los imponentes Claustros de Santo Domingo, hasta los datos del paro han dado un respiro. La alcaldesa y sus delegados ya no son perseguidos por la protesta allá donde van. Por vez primera en meses, han dejado de sonar los tambores de guerra: sea por la certeza de que las huelgas eternas se vuelven estériles; sea no quedar fuera de juego ante las soluciones planteadas; o porque visto lo visto es mejor confiar y arrimar el hombro con el deseo puesto en que poco a poco cambien las cosas. Lo cierto es que la ciudad recupera su mejor cara para celebrar la Feria, aunque quede un mundo por hacer.

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