Quousque tandem
Luis Chacón
You’re the one
Crónica levantisca
Hay que ser negacionista pleno para no comprender los sondeos electorales que se vienen publicando sobre Andalucía. Si diseccionan el barómetro del Centro de Estudios Andaluces y observan sus tripas, y si se olvidan del reparto final de los escaños, lo que viene a explicar esta encuesta es que Juanma Moreno está ampliando su base electoral un poco más allá de los terrenos de Ciudadanos, y bordea al PSOE. El PP andaluz ha roto de modo claro la hegemonía socialista, gracias a la actuación que el presidente de la Junta ha tenido durante estos meses de pandemia. La campaña de vacunación, por ejemplo, está funcionado muy bien, a pesar de los problemas de la industria con la fabricación. Estas son las tripas de los sondeos.
La base electoral de Juanma Moreno se amplía porque come una buena parte del electorado de Ciudadanos, partido que, no obstante, logra resistir mejor que en Madrid. Es a Juan Marín a quien mejor le vendría unas elecciones anticipadas en la comunidad porque salvaría los muebles para otros cuatro años.
En la izquierda hay desconcierto de carteles. Unidas Podemos carece de un líder visible ante la opinión pública, por lo que no hay que descartar que Alberto Garzón fuese candidato si las elecciones son a mediados de 2022. Teresa Rodríguez y sus anticapis andalucistas no conseguirán escaños por ninguna provincia, pero pueden restar muchos votos a Unidas Podemos que no tendrían utilidad.
En el PSOE no hay liderazgo. Quien figura como candidata, Susana Díaz, sólo tiene la consideración del coro griego que lleva de atrezo, está amortizada para este empeño, aunque hay un porcentaje importante de voto socialista que se mantiene en la abstención y quizás cambie de opinión cuando haya otro líder. Si fuese Juan Espadas, alcalde de Sevilla, el equipo del candidato tendría que trabajar bastante, porque es un político muy poco conocido en la comunidad.
Si el PSOE de Andalucía deja pasar lo que queda de año sin un líder claro, el Gobierno andaluz completará el ciclo de la vacunación y podría dejar al PSOE arrumbado en el peor de sus sueños: en la irrelevancia. Las primarias son una ruina para los partidos porque terminan por implantar o un caudillismo sin dirección compartida o un relevo constante de candidatos si no ganan a la primera. El PSOE de Andalucía no (sólo) necesita a Espadas, sino una reformulación del partido y de su papel en la comunidad en los próximos decenios.
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