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El tuerto en el país de los ciegos

POR enésima semana se ha vuelto a hablar mucho más de lo extradeportivo que de lo deportivo en el Xerez. Esta tarde, en Guadalajara, el equipo se juega otra vez la vida, pero el protagonismo y las fotos en las portadas no los han reclamado ni los jugadores ni los técnicos. Desconozco si el objetivo es descargar de presión a los jugadores, pero mucho me temo que no.

Todo comenzó esta vez con un cruce de comunicados entre los administradores concursales y el ex presidente y consejero Millán. Con independencia de quiénes estuvieran mas o menos atinados y creíbles, lo que sí me pareció fue una medida absurda e innecesaria, por cuanto las dos partes conviven puerta con puerta y no tienen ninguna necesidad de sacar los trapos sucios enviándose mensajitos a través de páginas webs y medios de comunicación.

Lo más llamativo es que el que ha tenido que pedir cordura en toda esta historia y llamar a todo el xerecismo a la unidad frente al enemigo común ha sido al que menos le mueve la pasión en el asunto. Javier Tebas, abogado del concurso de acreedores del Xerez y ex abogado de Joaquín Morales, ha demostrado que no es necesario haber ido a ver al Xerez cada domingo desde niño para hacer un diagnóstico certero de la situación.

Puede ser el tuerto en el país de los ciegos, porque en el desaguisado de los últimos años Tebas también tiene su cuota importante de responsalidad, pero tanto él como el grueso de la afición tienen un interés común, la supervivencia del club.

De modo que, ni la juez Nuria Orellana, ni Jesús Rodríguez, ni Antonio del Puerto, ni Antonio Millán. La principal amenaza del Xerez, además del descenso de categoría, es la pandilla de aprovechados, de ventajistas y de inútiles que han querido sacar tajada de este solar en ruinas y que, por fortuna, están ya debidamente identificados. A partir de ahí, lo que está en juego es lo suficientemente grave como para no insistir en el "y tú más" de estos últimos días ni recurrir a las pintadas lamentables que no hacen más que enrarecerlo todo.

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