LÍNEA DE FONDO

Pedro Manuel / Espinosa / Pespinosa@diariodecadiz.com

La tumba de Dios

El último mito que ha caído en la trampa de la memoria es Maradona, que fracasa como entrenador

EL defecto de muchos dioses terrenales es no saber cuando retirarse a su Olimpo. Insisten en ejercer su deidad a la vez que postergan indefinidamente su merecida y dorada jubilación. Piensan que el tiempo sólo pasa para los corrientes mortales y que ellos están por encima del bien y del mal, de lo humano y lo divino. Es por eso por lo que saltan a la arena del circo una y otra vez, convencidos de que ningún león podrá hincarles el diente y derramar su sangre legendaria. Pero se equivocan porque, hasta los dioses, sobre todo los que son de carne y hueso, tienen su época y una vez que ésta pasa se exponen al escarnio público. El último de estos mitos que ha caído en la trampa de la memoria es Diego Armando Maradona. El adorado ídolo argentino se había puesto a salvo en Cuba, entre habanos y buen ron, chándales de colores estrambóticos y barbas dictatoriales. Sin embargo, eso no era suficiente. Comprobar el cariño desaforado de una nación, que vivió en vilo a pie de hospital las enfermedades causadas por sus excesos, que le entregó un programa televisivo tan casposo como egocéntrico, le envalentonó. Inició entonces una campaña mediática para hacerse con las riendas de la selección albiceleste, un caramelo que ahora pinta envenenado. Maradona ya había entrenado en Argentina con mediocres resultados, pero Grondona, quizá por la presión de todo un país, pensó que con los Messi, Agüero, Tévez y compañía sería diferente. El resultado, unos meses después, es que Argentina se ha complicadola vida de manera notable en su camino hacia el Mundial y que, tras la última derrota con Brasil en Rosario, esa misma afición que le idolatraba empieza a pedir su rizada cabellera. El dicharachero pelusa se veía obcecado y aturdido en el banquillo tras la humillante derrota con el eterno rival. Quizá ahora abandone en el baúl de los recuerdos excentricidades como las de repescar a un casi retirado Verón, aunque puede que el daño ya esté hecho y que el Dios Maradona haya cavado su propia tumba.

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