Tribuna Libre

Antonio Arcas de los Reyes

Profesor honorario de la UCA

El turismo ha muerto: Viva el turismo

La actividad turística en España ha venido cayendo en picado desde el pasado 1 de marzo, hasta un nivel que alcanzó casi el 100% al 31 de marzo, cinco días después de la aplicación de la orden de cierre de alojamiento turísticos, a la vez que el espacio aéreo exterior y la movilidad de los españoles.

Nos encontramos de la noche a la mañana, en un periodo de gran incertidumbre y desconfianza nunca vividos, ello nos lleva a situaciones impensadas hasta hace muy poco tiempo, vamos hacia un cambio de paradigma, un mundo por redescubrir, nuevos escenarios económicos, estamos sufriendo un duro golpe.

Como ciudadano confinado, como todos, no dejo de hacerme preguntas, ¿Cómo afectará el COVID-19 a la salud económica de las empresas y al empleo?, ¿Cuánto tardará en recuperarse la economía?, ¿Qué será necesario para reactivar la demanda turística?, ¿De qué modo esta pandemia modificará los comportamientos de viaje?, ¿Qué cicatrices dejará esta crisis en las relaciones empresariales?, ¿El mundo será el mismo?

Igualmente admito que en las últimas décadas han aparecido hechos y circunstancias que han transformando la esencia misma de la sociedad. Desde la globalización al cambio climático, del crecimiento sin límites a la crisis inducida por el sistema financiero internacional, o la progresiva desaparición de reglas éticas en el ámbito social entre grupos y naciones. Entenderán que, entre la herencia recibida y la situación actual, el Turismo, esté tocado en su línea de flotación. El Turismo ha muerto: VIVA EL TURISMO.

Ante esta realidad debemos luchar por intentar sacar el lado positivo de una situación tan adversa como la que estamos viviendo. Hay razones para la esperanza, para no caer en el fatalismo: no debemos olvidar que, si bien el entorno nos condiciona, nosotros, con nuestras decisiones y acciones, también podemos alterar ese entorno.

Albert Einsten, nos dice: “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a una persona o a un país, porque la crisis trae progreso, y que la creatividad nace de la angustia, me vengo arriba”.

La unión hace la fuerza, esta nueva situación no es un problema de unos pocos, sino de todos, y todos debemos hacer alianzas para superarla. En la corta historia del turismo nunca nos habíamos enfrentado a un fenómeno de estas características, por ello, es preciso poner en valor la inteligencia colectiva como elemento clave de innovación y creación

El tsunami de cambio tecnológico está avanzado estos días más rápido de lo que solemos pensar, unido al cambio climático y a la salud pública: serán los tres denominadores de futuras actuaciones, sin perder de vista la necesidad de trabajar en una política de destino enfocada a la sostenibilidad económica, social, cultural y medio ambiental, para lograr así una mejor satisfacción del cliente

El turismo se recuperará, pero de nosotros dependerá que seamos un destino o una empresa respetada, reputada y de confianza, alineada con los valores socialmente emergentes de este nuevo mundo.

Para despedirme, diré que siempre defendí que el cliente es nuestra razón de ser y al que debemos cuidar. Debemos ponernos en su piel, nuestro comportamiento va a quedar grabado en su mente. No caigamos en pan para hoy y mala reputación para mañana. El propósito de una empresa no es ganar dinero, el propósito de una empresa y un destino es tener clientes satisfechos, el éxito económico es consecuencia de ello.

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