Editorial

Más vacunas, más tranquilidad

EL Consejo Interterritorial de Salud, integrado por el Ministerio de Sanidad y los consejeros autonómicos del ramo, adoptó en su reunión de ayer importantes y tranquilizadoras decisiones para combatir la pandemia de gripe A que avanza desde hace meses. Por un lado, se amplía la reserva de vacunas hasta poder cubrir, si fuera necesario, al 60% de la población, frente al 40% inicialmente previsto, tal como demandaban algunos consejeros y anunciaron en su día varias naciones del entorno europeo. Por otro, se amplían los grupos considerados de riesgo ante la enfermedad: junto a las embarazadas, los enfermos crónicos y el personal sanitario, recibirán también tratamiento preventivo contra el virus H1N1 los miembros de las fuerzas de Seguridad del Estado, bomberos y personal de protección civil, dada la naturaleza de su trabajo y su contacto permanente con el resto de la población. Quedan excluidos de estos grupos de riesgo los niños que no tengan otras patologías asociadas, lo que puede llamar la atención y causar desasosiego, pero se basa en la evidencia empírica de que la gripe A tiene sus mayores tasas de incidencia en los adultos jóvenes. Finalmente, tampoco se retrasará el inicio del curso escolar. Hay que indicar que estas medidas responden plenamente a los requerimientos de los expertos y de las autoridades sanitarias internacionales. No hay lugar, por ahora, a ningún tipo de alarmismo, que sería precisamente la peor de las epidemias posibles, puesto que el mal, aunque con enorme facilidad para su extensión, no presenta caracteres de gravedad globalmente considerado, como demuestran sus cifras mundiales de incidencia y mortalidad. El otro gran riesgo posible, la eventual utilización de la pandemia como arma en la lucha política partidista, parece haberse conjurado hasta el momento presente, ya que todos los dirigentes del sistema sanitario han entendido y asumido que estamos ante un problema de salud pública que requiere consenso, unión y responsabilidad. España dispone de los medios necesarios para minimizar la enfermedad y, según parece, de la voluntad de usarlos con firmeza y prudencia, sin dejadez ni pánico. Es lo que hace falta.

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