Yendo al grano

Víctor Cantero

Se nos van...

Y casi no nos damos cuenta. Me refiero a aquellos artistas que han sido iconos, tal es el caso de Juanito Navarro, Augusto Algueró... Es de hijos bien agradecidos reconocer no sólo su trabajo, sino los cientos de horas que nos divertimos, evadimos y entretuvimos con sus chistes, sus partituras o sus películas, tal es el caso del último cineasta español de renombre fallecido Luis García Berlanga. Mientras el artista cumple con el dicho “enseñar algo deleitando” al personal, todo va viento en popa. Por el contrario cuando nos dejan casi nadie echa cuenta del inmenso servicio que ha hecho a la comunidad: el fomento del sano divertimento entre los mortales, algo de lo que estamos muy necesitados. Y lo curioso es que casi todas las cadenas de radio y todos los canales de televisión dedican programas musicales o cinematográficos con un trasfondo de nostalgia, por aquello de que cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Pues no es así, lo pasado fue bueno mientras duró, ahora es el tiempo del presente, de tomar la antorcha y de crear nuevas formas artísticas más acordes con los tiempos actuales.

Además existe otro factor que incide sobre el escaso acento que, por lo general, ponemos en aquellas figuras señeras que nos han precedido. A los pocos días de su desaparición se prodigan en los medios los ciclos musicales, las emisiones de películas o las exposiciones pictóricas. Pero pasado el momentáneo fervor, pronto dejamos en el olvido a quienes nos dedicaron muchas muestras de su mejor hacer durante años. Esta es la otra “memoria histórica”, la que no entiende de bandos políticos, la que es conformada por el recuerdo permanente y vivo de aquellas personas que han pasado por la tierra entregando a los demás lo más preciado se si mismos. En definitiva, se trata de que nuestro legado artístico mantenga su llama viva, por más que los vientos soplen en contra. Y ello, por supuesto, desde el legítimo orgullo de quienes rinden merecido reconocimiento a un conjunto de valores inmortales, que solo podrán mantenerse inalterables si cuentan con nuestro incondicional respaldo.

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