Vaya por delante que las llamadas “Redes Sociales” son, evidentemente, uno de los avances del mundo de la Comunicación más importante y notable de este tiempo que nos ha tocado vivir y que el hecho de que las mismas sean utilizadas indebidamente no es achacable a este invento cibernético sino a quienes valiéndose de su falta de educación, su miseria intelectual, su falta de formación e incultura se dedican a lanzar insultos contra todo cuanto se mueve, infundios, bulos y ataques miserables contra el honor de las personas e ideas contrarias a las suyas…

Viene esto a cuento por una imagen enviada por una amiga mía de toda confianza que recibí, a través de WhatsApp, el pasado día 1, festividad de Todos los Santos, en la que se podía contemplar una abigarrada multitud, sin mascarillas ni observancia de las vigentes normas anti Covid, en la calle San Pablo de nuestra ciudad que inmediatamente envié al Diario al entender que se trataba de un hecho que se debía conocer y denunciar públicamente.

Horas después, esa misma comunicante me remitía por dicho procedimiento un archivo de Instagram con fotografía de la misma calle, tomada también ese día citado, en la que se podía observar una vía pública sin barullo alguno, con personas sentadas en veladores, guardando las disposiciones vigentes, a la que acompañaba el comentario de un “instagramer” quejándose con la frase “No todo vale” y explicando que la primera de las fotos era de varios meses atrás y manifestando que con falsas denuncias como la que nos ocupa se ponía en peligro la vida de un negocio y el futuro de sus propietarios y familias.

No es la primera vez que me encuentro con un asunto semejante y tampoco tengo constancia alguna si la primera imagen era la real o resultaba que la verdad la reflejaba la segunda. Tampoco puedo asegurar si quién mandó la primera de las fotografías era un cliente insatisfecho de los bares del lugar, un vecino cabreado por el ruido y la invasión de su calle, un competidor de los negocios de la zona o si quién a la postre trataba de desmentirlo era quién decía la verdad o simplemente enviaba una excusa ya que el vertedero en que las citadas Redes se ha convertido, por un mal uso y por una inexplicable confusión entre derecho a la libertad de expresión y la basura amparada en el anonimato me han impedido averiguarlo, pero lo cierto es que un medio que permite el intercambio de ideas, la comunicación a distancia, la difusión de la cultura; que en definitiva contribuye al progreso de la humanidad; se asemeja a veces, por lo soez, intolerante, ramplón, burdo y falaz a esos estercoleros de cuya proximidad huye uno cuanto antes para librarse de la pestilencia que de la basura emana…