Los viajes de los políticos, sean del signo que sean, interesan a los ciudadanos, sobre todo si son viajes oficiales. Por eso, que alguien cuestione que se pueda opinar educadamente sobre ellos o que se pida transparencia en la gestión pública, es una vez más el colmo de la perversión política. Regañar a quien pide explicaciones a los servidores públicos sobre su trabajo es el mundo al revés. Que un político se vaya de viaje a ejercer su función como responsable público no es algo criticable en sí mismo, pues forma parte de su tarea. Pero que lo haga a hurtadillas u ocultando información, no es de recibo. Y el viaje de la alcaldesa a China no ha sido precisamente un dechado de transparencia. Reconozcámoslo.

Y es una lástima. De verdad. En un momento en el que China es el centro de todas las miradas por organizar unos Juegos Olímpicos, por su importancia en el conjunto de la economía mundial y por su potencial turístico cara a nuestros intereses, el periplo asiático de Pilar Sánchez ha sido noticia más por cómo se ha organizado (sin presencia de concejales y técnicos y sí del jefe de su gabinete) y por las críticas que ha recibido de la oposición. Es la consecuencia de esa falta de transparencia: una nota de prensa escueta horas antes del inicio del viaje, sin seguimiento de su actividad (a la hora de escribir este artículo no ha llegado ni una foto de su intervención) y con un sorprendente silencio en el seno del gobierno municipal, donde ningún concejal dice saber nada de un viaje oficial de ocho días en total. Una pena. Y no es la primera vez que esto sucede.

Cada vez que Pacheco se iba de viaje a Nueva York, para correr la famosa maratón, se liaba una buena, aunque ya ni nos acordemos. Todo el mundo opinaba y había críticas para todos los gustos, como es lógico y como tiene que ser. Se trataba del alcalde, la primera autoridad municipal, y que se fuese de viaje una semana, aunque fuese pagándose el billete de su bolsillo, daba mucho que hablar a políticos de la oposición y a periodistas. Por eso se acababa publicando hasta el puesto en que quedaba en la carrera. Ahí están las hemerotecas para incrédulos y/o amnésicos interesados.

Pacheco, a quien se le pueden achacar miles de defectos y estas páginas han sido fiel reflejo de ellos los últimos años, daba una rueda de prensa antes de irse a Nueva York en el hotel La Cueva. Se iba con amigos, empresarios locales y algún concejal. Eso le costaba no pocas críticas de políticos y periodistas que entendíamos (entendemos) que aquello no era del todo muy normal y su precio ha acabado pagando por ello.

Ahora, Sánchez se va a China y le acompaña su jefe de gabinete. Este dato, guste o no, es incontestable. Y que ambos son cargos públicos, también. Por eso, pedir explicaciones es legítimo y lógico. A partir de ahí, la alcaldesa tiene dos opciones si no le gusta que se hable de ello: o asumir las críticas como parte de su trabajo o ejercer la transparencia que durante tantos años exigió a otros.

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