Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

La Historia no hace otra cosa que repetirse. Por eso en 2019, como viene siendo habitual, salió ardiendo Notre Dame de París; Andy Ruiz -el boxeador mexicano- ganó a Anthony Joshua el título mundial de los pesos pesados, Tina Turner cumplió ochenta años y Andy Ruiz -el boxeador mexicano- perdió ese título de los pesos pesados que acababa de ganar frente a Anthony Joshua, porque en doce meses hay tiempo de sobra para dar la vuelta a más de una tortilla.

Se podrá objetar que a veces ocurren acontecimientos poco frecuentes, como que Ainhoa Arteta se casara en Jerez (que hasta entonces no lo había hecho nunca), pero si se fija uno bien, en el fondo, las noticias no hacen más que repetirse año tras año desde que existen registros.

Cambian las caras, cambian los sombreros y los estampados de las corbatas, pero poco más. Por ello, como viene siendo ya costumbre, en 2019 murió Peter Fonda, Doris Day o Camilo Sesto, y a Joaquín, el jugador del Betis, le desvalijaron la casa. Eso sin olvidar que además desenterraron a Franco del Valle de los Caídos para llevárselo luego en un helicóptero, que viene a ser lo más normal del mundo.

De hecho, como no hay nada nuevo bajo el sol, si usted cogiera un periódico de hace quince años, si recortara las noticias más sobresalientes y las publicara mañana en primera plana, casi nadie se iba a dar cuenta del cambiazo. Si en vez de aparecer las tribulaciones de Pedro Sánchez con lo más granado del independentismo catalán, apareciera, por ejemplo, Alfonso Guerra despachándose a gusto sobre esas aberraciones democráticas que se resumen en dar más cancha a las minorías que a las mayorías, o si sacáramos la imagen de Pedro Pacheco anunciando que piensa presentarse a las próximas elecciones municipales, tampoco iba a resultar increíble del todo.

Ya serán previsibles las noticias una temporada tras otra que no hay más que ver cómo aciertan los videntes cada vez que se asoman a la bola de cristal. Esta gente no falla nunca, pero porque todo esrá escrito ya en el destino de las noticias de alcance.

Anunciaron grandes catástrofes para este año y ahí quedó claro: ni faltaron tifones ni terremotos. Hizo frío y hasta hizo calor para no dejarlos en mal lugar. Anunciaron lágrimas en las casas reales, o sonrisas -que también puntúan- y el tiempo les dio la razón, porque ni sonrisas ni lágrimas faltaron entre sus altezas, que siempre se prestan a salir en las noticias llamando la atención. Por eso hacer profecías es tan fácil. El año que está a punto de entrar será todo lo nuevo que ustedes quieran pero no aportará nada a la rutina universal. Digan lo que digan los astros, todo será como se veía venir: arderá Notre Dame, o quizás no, y habrá bodas, o tal vez no. Y se comerán perdices. O a lo mejor no.

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