En tránsito

Eduardo Jordá

El 'western' del 23-F

LA otra noche, cuando TVE emitía la miniserie sobre el intento de golpe de Estado del 23-F, me pregunté qué habría hecho un político actual si hubiera tenido que vivir aquella noche. Sin asesores, sin teléfonos móviles, sin saber muy bien lo que estaba pasando, seis o siete personas (no muchas más) tuvieron que tomar las decisiones trascendentales. Y además esas personas se conocían, incluso eran amigas y habían trabajado juntas, y en el caso de los militares, habían hecho la guerra en el mismo bando y estaban unidas por antiguos vínculos de lealtad. Y también me pregunté qué habría hecho un buen director de cine -Clint Eastwood, por ejemplo- con ese magnífico material histórico, que un director español desaprovechó sin remedio, como casi siempre.

A mí lo que más me intriga de aquella noche son los militares que pararon el golpe. He estado leyendo cosas sobre ellos y lo más asombroso es que su rastro casi se ha perdido por completo. ¿Hay una academia militar que se llame Manuel Gutiérrez Mellado? ¿Hay un aeródromo o una residencia que se llame general Gabeiras? ¿Hay algún sitio que esté dedicado a la memoria del general Guillermo Quintana Lacaci, un militar de extraordinaria valentía que además fue asesinado por ETA tres años después de haberse jugado el tipo para defender la libertad y la democracia, algo que hizo por simple sentido del deber? En su discurso de despedida, el general Quintana Lacaci citó nada menos que a Kirkegaard y a Spengler. Pregunten hoy en día por Kirkegaard o Spengler a cualquier político en activo, y lo más probable es que les conteste que no está muy al día del fútbol holandés.

Vuelvo a esos militares que pararon el golpe, que habían hecho la guerra civil y que incluso habían combatido en Rusia. Quizá no eran demasiado partidarios de la democracia (una idea que para ellos era tan lejana como lo es para nosotros la de la "milicia"), pero sabían que su deber era respaldarla y protegerla. Imagino sus dudas, los enfrentamientos con sus compañeros de armas, su decepción al ver que amigos suyos en los que habían confiado se habían pasado al otro lado y los traicionaban y les mentían. Me hicieron pensar en aquellos personajes de western que tan bien interpretaron Robert Ryan o James Coburn, esos sheriffs que han sido pistoleros pero que ahora están de parte de la "ley", no porque ellos crean en especial en la "ley", sino porque su corazón y su experiencia de la vida les dice que es lo único por lo que vale la pena vivir. Qué grandes aquellos militares constitucionales del 23-F, y qué poco recuerdo han dejado. Por eso cito aquí sus nombres, sólo para que alguien, en algún sitio, los recuerde: Gutiérrez Mellado, Gabeiras Montero, Quintana Lacaci… Qué grandes.

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