La tribuna

José Luis De Justo Alpañés

La yihad, Rusia y la corrección política

DEBEN los ciudadanos corrientes hablar sobre política, o es un tema que debe reservarse a los politólogos?

Yo creo que sí tienen el derecho a hablar cuando la política desarrollada supone pérdida de mercados para los agricultores españoles o cuando se están cometiendo genocidios, violaciones en masa y atentados masivos contra los derechos humanos (decapitaciones, crucifixiones, matanzas de cristianos y yaziríes, etc) con base supuestamente religiosa.

Cuando el 9 de noviembre de 1989 se inicia la caída del muro de Berlín y la posterior desaparición de la Unión Soviética parecía que se iniciaba una etapa de paz para la humanidad con el final de la guerra fría.

Sin embargo, pronto apareció un nuevo peligro con el islamismo radical, materializado en el atentado de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, con 2.977 muertos, de la estación de Atocha el 11 de marzo de 2004, con 191 víctimas mortales, el de Londres el 7 de julio de 2005, con 56 víctimas, los de Nairobi y Dar es Salam, en 1998, con 241 cadáveres. En total, el número de víctimas mortales hasta el año 2008 ha sido de 5.070. Y naturalmente esto continúa.

Sin ignorar la importancia que tiene en esta radicalización la no solución del problema palestino, el hecho es que se ha creado una minoría de muyahidines que ya no se conformarían con esta solución y cuyo objetivo es la conquista de Al Ándalus (¡cuidado que Al Ándalus es toda España!) y la desaparición del mundo occidental. Nos horroriza pensar que 50 españoles y 500 británicos se han unido a la yihad. ¿Qué van a hacer cuando vuelvan?

Cuando la solución de este problema requeriría un consenso de las principales naciones del mundo, puesto que afecta o afectará a todas ellas, las naciones occidentales se han dedicado a crear problemas artificiales y a fomentar el yihadismo con intervenciones equivocadas.

Entre estos errores está la actitud hacia Rusia, a la que sin razón se sigue calificando como una dictadura y a su máximo dirigente como un dictador. Parece que las naciones occidentales quieren introducir en todo el mundo democracias similares a las que tienen en sus países, sin darse cuenta que esto no se hace de la noche a la mañana. No hay más que ver la comprensión con que se trata el terrorismo checheno frente a lo que se hace con el terrorismo en los países occidentales.

Esta actitud comenzó con la contribución a la desmembración de la antigua Yugoslavia (jaleando las secesiones) y con el bombardeo de Serbia ¡Cuidado que Rusia tiene un potentísimo arsenal nuclear! Además la desintegración de Yugoslavia y la guerra de Bosnia entre 1992 y 1995 permitieron la entrada de elementos extranjeros que intentaron crear redes y grupos yihadistas. Uno de esos grupos fue la Brigada Al Mujahid, que operó en la región central de Bosnia Herzegovina durante la guerra y estaba compuesta principalmente por extranjeros, con una fuerte presencia de veteranos de la guerra de Afganistán.

El segundo error ha sido aplaudir la destitución del presidente legítimo de Ucrania por medio de una revolución en la plaza Maidán. Después de eso era de esperar la actitud de Rusia.

Lo políticamente correcto es decir que Rusia es un país corrupto e imperialista, aunque haya renegado del comunismo, porque así lo piensan los países más importantes de la Unión Europea y los Estados Unidos de América. Es políticamente incorrecto sostener, por el contrario, que unas relaciones fluidas con Rusia supondrían fortalecer un frente que ayudaría a protegernos contra los auténticos enemigos de la civilización occidental. Las sanciones contra Rusia se han transformado enseguida en sanciones contra la agricultura española. Hay halcones que piden más sanciones, que inmediatamente se volverán contra los países occidentales.

Lo políticamente correcto es pensar que Rusia no es Europa (¿de dónde son Tchaikovski, Rachmaninov o Shostakovich?).

A la vista de los resultados, parece que la decisión de derrocar a Sadam Husein, buscando unas armas de destrucción masiva que no existían ha sido equivocada. Otro error ha sido apoyar las revoluciones en el Norte de África y Oriente Próximo sin saber quién estaba detrás, con el pretexto de que lo que quieren es la libertad.

Algunos grupos aprovechan estos atentados para cargar de forma indiscriminada contra todas las religiones, sin tener en cuenta que son fenómenos distintos y distantes. ¿El budismo también es una fuente de violencia?

Todo esto choca con la benevolencia con que se trata a ciertos países de otros hemisferios, en los que se ha anulado la libertad en los medios de comunicación, y se sigue sosteniendo por parte de ciertos partidos que siguen siendo democracias y no son dictaduras férreas, como si eso fuera posible.

Yo pediría que no se preocupen tanto por ser correctos y más por ser justos y eficaces. ¡Más diálogo y menos sanciones!

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