Ambiente preelectoral

C's ya se sabe alternativa de poder y quiere diferenciarse tanto del Gobierno nacional (PP) como del autonómico (PSOE)

En los últimos tiempos asistimos a un progresivo enrarecimiento de la vida política, tanto nacional como autonómica. De hecho, se observa cómo la clase política actúa ya como si estuviésemos en periodo preelectoral, sin tener en cuenta lo mucho que aún queda para que las legislaturas agoten su plazo legal: junio de 2020, en España; y marzo de 2019, en Andalucía. En los dos ámbitos, este agotamiento se debe a la cada vez mayor distancia que separa a unos gobiernos sin mayoría absoluta del partido que hasta el momento les ha facilitado su apoyo parlamentario, Ciudadanos, en pleno crecimiento tras su victoria en las elecciones catalanas. C's ya se sabe una formación con posibilidades de gobernar y quiere diferenciarse claramente de los partidos que, probablemente, serán sus claros adversarios en las citas electorales próximas.

En España, la pugna entre el PP y Ciudadanos es ya abierta y nadie pretende disimularla. Pese al acuerdo alcanzado entre las dos formaciones para dar estabilidad a una legislatura que es fundamental para consolidar la recuperación económica, los recientes resultados electorales en Cataluña y la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas han puesto en alerta a un Partido Popular que ve claramente amenazado su monopolio del centro-derecha español. Por su parte, C's sabe que ha llegado ya el momento para intentar el sorpasso al PP y arrebatarle el liderazgo. Sólo así se entiende que dos partidos que tienen un acuerdo de legislatura y representan intereses muy parecidos hayan entrado en un duro cruce de declaraciones que no anticipa nada bueno. De hecho, el preacuerdo para los Presupuestos Generales del Estado está actualmente en la cuerda floja por la negativa a dimitir de la senadora popular Pilar Barreiro -imputada en el caso Púnica-, reivindicación de la que C's ha hecho bandera. Además, las peleas por cuestiones como la prisión permanente revisable o la política catalana son cada vez más subidas de tono. La reunión de ayer con Podemos para estudiar una posible reforma electoral que perjudica principalmente al PP está dentro de este espíritu de ruptura.

En Andalucía, por su parte, Ciudadanos está tomando ya posiciones ante un posible adelanto electoral y le ha dado un plazo al Gobierno de Susana Díaz para aprobar los puntos pendientes de su acuerdo de investidura, como son la reforma electoral o la ley de formación profesional. Está claro que la formación naranja quiere tomar distancia frente al PSOE para poder faenar en los caladeros electorales del centro-derecha andaluz, cada vez más defraudado con un PP que durante décadas ha sido incapaz de alcanzar el poder autonómico.

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