Aprender la lección norteamericana

Trump ha sido un ejemplo de cómo una sociedad puede degenerar en apenas unos años si concede el poder a un populista que desprecia las instituciones democráticas

Tras uno de los periodos más convulsos de la historia de EEUU, que culminó con el asalto a la sede de la soberanía del país norteamericano, Joe Biden tomó ayer posesión de su cargo de presidente con el mandato de las urnas de enterrar definitivamente el corto pero intenso periodo de Donald Trump. El presidente saliente, que ni siquiera estuvo en el acto de investidura de Biden, deja tras de sí un país profundamente fracturado y menos respetado en el panorama internacional. Lo primero es un problema principalmente interno, pero nos sirve de ejemplo de cómo una sociedad puede degenerar en apenas unos años si le concede el poder a un líder populista que desprecia las instituciones y las formalidades inherentes a las democracias occidentales, que son, no lo olvidemos, las que mayores cuotas de prosperidad y libertad han conseguido para sus ciudadanos. Por historia, tradición cultural, geografía, población y economía, EEUU es un país muy diferente a España, pero nos ha servido de banco de pruebas en el que hemos podido observar a dónde conducen las demenciales políticas de los populistas de derechas, al igual que Venezuela ha sido y sigue siendo el ejemplo del desastre económico y la tiranía política en los que desemboca el populismo de izquierdas. Todos, electores y políticos, deberíamos reflexionar sobre este asunto e impedir que personajes de dudosa limpieza democrática lleguen a controlar las instituciones. Respecto a la pérdida de peso de EEUU en el concierto de las naciones puede considerarse como un desastre, más teniendo en cuenta que se ha dejado demasiado espacio a la expansión de países como Rusia y China, que están muy lejos de las ideas de libertad y justicia que inspiran nuestras democracias. En este sentido, Biden tiene la urgente tarea de devolver a EEUU su papel de líder en un mundo multilateral, de volver a los grandes acuerdos medioambientales y de comercio internacional que se han visto seriamente dañados en el periodo Trump. EEUU abre una nueva época y con este país lo hace también el resto del mundo. Esperemos que la experiencia haya servido de vacuna para el futuro.

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