La Corona transparente

La publicación de su patrimonio personal es, por ahora, el último empleo de la actuación diaria del Rey para recuperar el prestigio de la Corona

Con la publicación de que su patrimonio personal asciende a 2,57 millones de euros, de los que 2,26 millones están en depósitos y el resto, en joyas y antigüedades que han sido tasadas, Felipe VI hace un nuevo ejercicio de transparencia y de adecuación de la Corona a los tiempos que vive España. La decisión del monarca, que coincide con el anuncio de que el Tribunal de Cuentas fiscalizará los gastos de la Casa del Rey, no tiene precedentes y hay que relacionarla con la situación que ha vivido la Jefatura del Estado como consecuencia de las investigaciones judiciales sobre las actividades del rey Juan Carlos. La respuesta de don Felipe, desde que llegó al trono tras la abdicación de su padre, ha sido la de la ejemplaridad en el cumplimiento de sus deberes constitucionales y la austeridad en sus comportamientos públicos y privados. La Monarquía española está dando, en este sentido, muestras de apertura a la sociedad que nunca han dado otras casas reales de países con estándares democráticos equiparables a los nuestros. Así, por irnos a ejemplos cercanos, los británicos desconocen el patrimonio que atesora Isabel II o los belgas el del rey Felipe. Es cierto que las circunstancias han llevado al Rey de España a extremar ese ejercicio de transparencia y a adoptar decisiones que no han sido sencillas, pero que han sido necesarias para preservar la Corona, como la residencia de su padre fuera del país, la renuncia a lo que pudiera corresponderle de la herencia de don Juan Carlos o el distanciamiento de su hermana Cristina. Pero también lo es que ese esfuerzo de ejemplaridad ha sido impulsado por el propio Rey sin que nadie desde fuera de la Casa tuviera que forzarlo. Felipe VI no está teniendo un reinado fácil y ha hecho un esfuerzo serio y constante por recuperar con su ejemplo de cada día un prestigio que la institución necesita para cumplir su misión constitucional. Dar a conocer su patrimonio personal es, por ahora, la última muestra de un comportamiento que está siendo apreciado y valorado por los ciudadanos.

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