Diputados sin educación

La falta de modales es una muestra más de la degradación que ha sufrido la clase política en los últimos tiempos

La presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, se vio obligada ayer a pedir a los parlamentarios más "respeto" y "educación" en sus intervenciones en el Pleno para "dar ejemplo" a los ciudadanos, dejando "los insultos y las ofensas fuera de la Cámara". Lo cierto es que en los últimos tiempos se observa en los miembros del Congreso una preocupante pérdida de modales, algo que no sólo se manifiesta en las expresiones verbales, sino también en la gestualización y hasta en cuestiones menores como el vestuario. El Congreso de los Diputados es el lugar donde se representa la soberanía del pueblo español y lo menos que se les puede exigir a sus señorías es que exhiban una exquisita educación en el plano formal, con todo lo que ello conlleva. La falta de modales es una muestra más de la degradación que ha sufrido la clase política en los últimos tiempos. A veces causa sonrojo no sólo la pobreza de la oratoria y las ideas de los diputados, sino la actitud chulesca y gritona de muchos de ellos, algo que se puede extender por igual a la izquierda y a la derecha. El hecho de que la presidenta del Congreso tenga que dedicar unos minutos a reñir como colegiales díscolos a los diputados es algo que les debería avergonzar y mover a la reflexión. El Parlamento es un lugar que debe reflejar la pluralidad de la sociedad española, en toda su crudeza si es necesario. Nadie pide que los diputados no se expresen con contundencia cuando la situación lo requiera, pero esto se puede -y se debe- hacer con educación. No podemos estar enseñando a los jóvenes que el respeto a las ideas ajenas es uno de los principales pilares de la democracia y después ver cómo el Congreso de los Diputados se convierte en un patio de vecinos. Batet ha invitado a los diputados a reflexionar sobre lo que proyectan con sus intervenciones y lo que trasladan especialmente a "las nuevas generaciones que escuchan los debates parlamentarios", y les ha instado a "dar ejemplo" cambiando la forma de expresarse. Sus señorías no deberían dejar caer en saco roto dicha recomendación.

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