Donald Trump, a su manera

El ataque con misiles contra el régimen sirio se realizó desde buques del 'escudo antimisiles' que tienen su base en Rota

El ataque con misiles ordenado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, contra instalaciones del régimen del presidente sirio, Bachar el Asad, en represalia por el uso de armas químicas en una acción militar perpetrada el pasado martes por el tirano que gobierna en Damasco, ilustra a la perfección los cambios que en la escena internacional ha supuesto la llegada del mandatario populista a la Casa Blanca y como ello está afectando a la correlación de fuerzas que se mueven en el tablero mundial. La primera consecuencia que cabe extraer de la orden dada por Trump en la madrugada del viernes es que el presidente de la primera potencia mundial está dispuesto a actuar, y así lo hará, al margen de lo que piensen el resto de las potencias, incluidas sus principales aliados, y de las grandes organizaciones internacionales, léase la ONU y la OTAN. Trump primero ordena y ejecuta y luego, si acaso, informa. Aunque ello le suponga un riesgo de escalada de tensión con un rival tan peligroso como Rusia. La segunda consecuencia es que Washington ha decidido que la situación en Siria no puede seguir igual por tiempo indefinido, aunque ello suponga una implicación que hasta ahora se había sorteado cuidadosamente. Al Asad ha pasado de ser un mal necesario para contener el peligro yihadista a convertirse en un peligro con una espectacular capacidad de desestabilización en la zona más caliente del mundo. Los días del dictador sirio puede que estén contados y nadie lo lamentará. La tercera derivada de lo ocurrido nos afecta mucho más directamente como españoles y andaluces. El ataque con misiles ordenado por Trump se realizó desde destructores de la US Navy con base en el puerto de Rota y que forman parte del dispositivo del escudo antimisiles puesto en marcha en los últimos años de la Administración Obama. Ello refuerza el papel estratégico de Rota en el escenario internacional y la importancia de España como aliado de Estados Unidos. Se trata de una posición que nuestro país debería rentabilizar en compensación a los evidentes riesgos que asume. La incógnita principal a partir de este momento no es si Trump estaría dispuesto a repetir una acción de este tipo, lanzada de forma unilateral, sino cuándo va a hacerlo otra vez. Que Estados Unidos tenga al frente de su Gobierno una personalidad populista y tan dada a los excesos como es su actual presidente introduce una gran cantidad de amenazas en la vida internacional. El ataque de ayer es, con toda probabilidad, sólo un aperitivo. Trump ha dicho aquí estoy yo y lo ha hecho a su manera.

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