El Gobierno se hace trampas a sí mismo

Los especialistas creen que los Presupuestos están basados en unos cálculos optimistas respecto a la evolución de la economía y los ingresos fiscales

Las comparecencias de los especialistas económicos en la Comisión de Presupuestos del Congreso han desvelado que las cuentas públicas previstas por el Gobierno para 2021 se basan en datos excesivamente optimistas que poco tienen que ver con la realidad de nuestro país. Es decir, que el Ejecutivo se está haciendo trampas a sí mismo o, lo que es peor, se la está haciendo a los ciudadanos al presentarles unos Presupuestos Generales del Estado basados en premisas falsas. Las voces que apuntan en esta dirección son del máximo nivel. Así, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de la Cos -que está demostrando en los últimos tiempos que es una voz del todo independiente-, aseguró ante los diputados de dicha comisión que "se prevé un deterioro muy significativo en los niveles de actividad de la economía española, en el empleo y en las cuentas públicas en el conjunto de 2020; un impacto negativo que, además, será relativamente persistente". En general, los especialistas no dudan de que el Gobierno ha hecho un ejercicio de optimismo en los ingresos fiscales. Es decir, que asegura que ingresará por impuestos mucho más de lo que hará en la realidad, lo que supondrá un verdadero problema para las cuentas españolas. En este sentido, la presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), Cristina Herrero, ve los Presupuestos de 2021 "optimistas" y prevé un alza del PIB menor a lo estimado por el Ejecutivo. Sin embargo, para Hernández de la Cosa hay una esperanza si se ejecutan con rapidez los fondos europeos prometidos. Las cuentas del gobernador del Banco de España son que por cada 10.000 millones de ejecución temprana de transferencias europeas destinadas a inversiones productivas el impacto estimado sobre el PIB durante los próximos dos años se situaría en el entorno de tres décimas. Por el contrario, si se destinase ese mismo importe a la financiación del gasto, el impacto sobre la recuperación apenas llegaría, en promedio, a una décima del PIB durante los próximos dos años. Ya sabe el Gobierno, pues, cuál es el camino a seguir. Lo contrario sería seguir engañándose a sí mismo y a los ciudadanos.

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